La lucha por la educación iniciada desde hace
más de un año, demostró con una tremenda contundencia, que aún continúa mucho
más que vigente. La irrupción de los estudiantes pertenecientes a planteles
privados y la reconfiguración de los espacios de organización preexistentes,
han conformado un nuevo y complejo panorama para los defensores del lucro y el
modelo neoliberal. Esta nueva convocatoria a paro nacional fue masiva en muchos
puntos del país; Valparaíso, Concepción, Valdivia, y un largo etcétera. Un
tapaboca y un gran dolor de cabeza, para la clase dominante que anhela con la
desarticulación del movimiento y su definitiva derrota.
En Santiago desde antes de la hora de partida
de la marcha, Plaza Italia ya se encontraba abarrotada de gente, a pesar de la
lluvia que comenzaba a caer con fuerza. La Confech, cifró en 150.000 personas
la asistencia a la movilización, la primera en mucho tiempo, que pudo transitar
por la principal arteria capitalina. A la cita nuevamente acudieron diversos
actores sociales comprometidos en la lucha por una educación gratuita; agrupaciones
estudiantiles, algunos sindicatos y organizaciones populares, nutrieron la
interminable marea humana que marchó en dirección poniente por la Alameda, para
finalizar en un acto político cultural que se desarrollaría en la Avenida
Blanco Encalada.
La jornada de protesta no estuvo exenta de
lucha callejera; en varios puntos se produjeron violentos combates con la
policía, registrándose además ataques y saqueos a locales comerciales y bancos:
una sucursal del Banco BCI, un local de Claro, una farmacia Ahumada fueron
objetivo de las piedras y la furia popular. En avenida Portugal con la Alameda,
en las faldas del Cerro Santa Lucía, frente a la casa de gobierno, en Avenida
España, a lo largo de la Avenida Blanco Encalada, se registraron los
principales choques entre las Fuerzas Especiales de Carabineros y centenares de
manifestantes. En medio de los disturbios, un bus policial, un bus oruga del
transantiago y un camión de gendarmería, fueron completamente destruidos. Las
diversas autoridades calificaron la
marcha como “la más violenta de los últimos tiempos”; la intendenta Cecilia
Pérez y el alcalde Pablo Zalaquett, amenazaron con prohibir próximas
movilizaciones en el centro capitalino, al menos durante los días de semana.
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