sábado, 30 de junio de 2012

En Santiago la convocatoria a paro nacional por la educación reunió a 150.000 en la Alameda


La lucha por la educación iniciada desde hace más de un año, demostró con una tremenda contundencia, que aún continúa mucho más que vigente. La irrupción de los estudiantes pertenecientes a planteles privados y la reconfiguración de los espacios de organización preexistentes, han conformado un nuevo y complejo panorama para los defensores del lucro y el modelo neoliberal. Esta nueva convocatoria a paro nacional fue masiva en muchos puntos del país; Valparaíso, Concepción, Valdivia, y un largo etcétera. Un tapaboca y un gran dolor de cabeza, para la clase dominante que anhela con la desarticulación del movimiento y su definitiva derrota.


En Santiago desde antes de la hora de partida de la marcha, Plaza Italia ya se encontraba abarrotada de gente, a pesar de la lluvia que comenzaba a caer con fuerza. La Confech, cifró en 150.000 personas la asistencia a la movilización, la primera en mucho tiempo, que pudo transitar por la principal arteria capitalina. A la cita nuevamente acudieron diversos actores sociales comprometidos en la lucha por una educación gratuita; agrupaciones estudiantiles, algunos sindicatos y organizaciones populares, nutrieron la interminable marea humana que marchó en dirección poniente por la Alameda, para finalizar en un acto político cultural que se desarrollaría en la Avenida Blanco Encalada.

La jornada de protesta no estuvo exenta de lucha callejera; en varios puntos se produjeron violentos combates con la policía, registrándose además ataques y saqueos a locales comerciales y bancos: una sucursal del Banco BCI, un local de Claro, una farmacia Ahumada fueron objetivo de las piedras y la furia popular. En avenida Portugal con la Alameda, en las faldas del Cerro Santa Lucía, frente a la casa de gobierno, en Avenida España, a lo largo de la Avenida Blanco Encalada, se registraron los principales choques entre las Fuerzas Especiales de Carabineros y centenares de manifestantes. En medio de los disturbios, un bus policial, un bus oruga del transantiago y un camión de gendarmería, fueron completamente destruidos. Las diversas autoridades calificaron  la marcha como “la más violenta de los últimos tiempos”; la intendenta Cecilia Pérez y el alcalde Pablo Zalaquett, amenazaron con prohibir próximas movilizaciones en el centro capitalino, al menos durante los días de semana.

A pesar del inevitable desgaste de una lucha que se extiende por meses, con las consecuencias naturales que implica la pérdida de clases, largos períodos de tomas y paros, una fuerte represión y deslegitimación en los medios de comunicación, el conflicto estudiantil parece estar lejos de descomprimirse y replegarse tal y como ocurrió en importantes procesos como lo fue la denominada “revolución pingüina”  del 2006. Muchos quienes salen aún a la calle, se han dado cuenta que el asunto educacional tiene que ver con la lógica de funcionamiento propia del sistema y que por lo tanto es una cuestión que da para rato. El principal peligro, es que muchos sean seducidos por la aparentemente salida más corta del problema y en tiempo de elecciones, pongan todas sus fuerzas en apoyar las diversas “candidaturas del pueblo”, que se levantarán en las próximas municipales. Frente a esto, se hace necesario avanzar en el fortalecimiento de las organizaciones estudiantiles y en la recomposición de éstas en base a la horizontalidad y la democracia directa, la coordinación efectiva con los sectores de trabajadores más combativos y las organizaciones territoriales, para así golpear con fuerza al origen del problema educacional: la estructura económica-social-cultural dominante.   

La lucha estudiantil continúa vigente. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario