martes, 28 de agosto de 2012

Cientos de miles copan las calles de todo el país por el futuro de nuestro pueblo


En Santiago, después de dos jornadas previas de “movilización ilegales”, muy reprimidas, protagonizadas principalmente por estudiantes secundarios, nuevamente volvió la contundencia y la masividad a tomar la calle.



Esta vez, la Intendencia Metropolitana si permitió la realización de una marcha en el centro de Santiago, cuyo recorrido fue desde el frontis de la Usach, virando hacía el sur por Avenida España, hasta llegar a un escenario levantando en la calle Blanco Encalada. En el transcurso de la movilización fueron tomados el Liceo Darío Salas y el Insuco 2, y posteriormente se produjeron algunos enfrentamientos entre manifestantes y carabineros en las afueras de estos liceos, a lo largo y en las inmediaciones de Avenida España, en el barrio República y en algunos sectores de la Alameda. La policía nuevamente utilizó balines de pintura para “marcar” a los jóvenes que se encontraban haciéndoles frente y detuvo a cerca de 200 manifestantes.

La Confech, Aces, Cones, la CUT y el Colegio de Profesores, cifraron la asistencia a la convocatoria en a los menos 150.000 personas en Santiago, mientras tanto unas 240.000 en total marcharon en diversas ciudades y localidades de Arica a Punta Arenas: mucho más del 0,1% que según el gobierno representaría el estudiantado movilizado. Las y los voceros del movimiento afirmaron que la lucha continuará en alza, que las tomas y marchas se multiplicarán, y además llamaron a los parlamentarios a rechazar la “reforma tributaria” que se está discutiendo en el Congreso.

Este nuevo paro estuvo marcado por las duras críticas al actuar policial en los desalojos de liceos y en las manifestaciones públicas, el cual incluso hizo eco en la prensa internacional, como por ejemplo en el “New York Times”. Las denuncias de reiterada brutalidad policial, vejaciones y torturas a menores secundarios detenidos, abusos sexuales a estudiantes, utilización de balines de metal para dispersar a los manifestantes, han puesto en aprietos y en tela de juicio a la institución con “más credibilidad” del Estado. Muchos también han cuestionado públicamente la impunidad que rodea estos casos y otros pasados (como el asesinato de Manuel Gutiérrez), debido a la jurisdicción exclusiva de los tribunales militares en este tipo de casos.  

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