sábado, 1 de septiembre de 2012

A levantar banderas propias que apuesten a la construcción de Poder Popular


















Editorial de "Solidaridad" nº13, septiembre-octubre 2012


Este segundo semestre ha estado cargado de un sinnúmero de intentos y esfuerzos movilizadores por parte de segmentos del movimiento popular y estudiantil. Sin lugar a dudas, son las demandas de las y los estudiantes secundarios las que con mayor fuerza se han dejado sentir intentando dar continuidad al proceso vivido el año pasado, manteniendo en cierto grado su masividad, cobertura y legitimidad. Pero también cobran importancia procesos como los que se están experimentando en la Provincia de Arauco, que si bien no han logrado hasta el momento afianzarse del todo, si dan cuenta de un grado de organización que ya se ha vivido en otros lugares del país, como Magallanes, Calama y Aysén.


Frente a este panorama, la respuesta del gobierno no ha sido novedosa; represión a todo nivel. Hemos visto violentos desalojos, duras jornadas de represión en manifestaciones, prohibición de marchas, denuncias de tortura en detenciones, así como de acoso sexual, principalmente a estudiantes secundarias. En paralelo a su apuesta represiva, el gobierno ha apostado por la división del movimiento estudiantil, en particular hacia las organizaciones secundarias ACES y CONES. Mediante la deslegitimación de dirigentes con apuestas más radicales, lo que es evidente en el caso de la ACES y un sospechoso guiño hacia alternativas de carácter más moderado, el ejecutivo ha comenzado a jugar sus cartas para debilitar al movimiento secundario.

Por otra parte, se han realizado las elecciones de directorio de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), órgano principal del debilitado sindicalismo chileno. Algunos elementos llaman la atención en este proceso. En primer lugar han sido las elecciones más mediáticas de los últimos 10 años, y no sólo por la importancia del cargo sino sobre todo por la ventilación de las prácticas corruptas y fraudulentas de su anterior dirección y del mismo proceso electoral. En ese sentido, un clima de aparente competencia y disidencia, encabezado por Cristian Cuevas, dirigente de los subcontratistas de Codelco y militante del PC, tuvo la atención puesta en las elecciones durante los últimos meses ¿El desenlace? La misma lista del PC integrada por Cuevas, pero encabezada por una dirigente del Colegio de Profesores, Bárbara Figueroa, muy cercana a su presidente Jaime Gajardo y nada de crítica a la conducción de Martínez, gana las elecciones, proclamando a Figueroa como nueva presidenta de la CUT. Todo esto huele a un cómodo acuerdo entre los dirigentes del PS y del PC.

Este escenario de movilización que aún no han acumulado la fuerza necesaria, pero que tampoco parece ser presa fácil del miedo, la represión y otros intentos desarticuladores del gobierno, va de a poco enmarcando un proceso electoral que se acerca. En menos de dos meses, desde la edición del presente número de Solidaridad, se realizarán las elecciones municipales y no cabe duda que estarán atravesadas por diversas maneras de leer el especial momento que vive el país. Tendremos una derecha de cabeza intentando levantar su legitimidad social a toda costa, apostando al orden, a la defensa intransigente del modelo y mostrando de cualquier manera los supuestos beneficios que éste brindaría a las mayorías sociales. Veremos también una oposición “ampliada” con el PC, que sin siquiera sonrojarse presentará como propios todos los procesos movilizadores del pueblo chileno, en particular del movimiento estudiantil. Y por último, harán irrupción otras fuerzas minoritarias, apostadas a la izquierda del PC, que levantarán una apuesta propia en la construcción de poder comunal, siempre bajo el marco de posibilidad que otorga la institucionalidad vigente.

No es fácil la tarea para el movimiento popular. No puede haber descanso ni ansiedad en estos tiempos. Creemos que son prioritarios los espacios de articulación y construcción programática que se construyen desde las organizaciones sociales de base. Hoy es preciso socializar las discusiones que aún no se encuentran del todo esparcidas por el pueblo y levantar banderas propias que apuesten a la construcción de poder popular.

¡Por el Socialismo y la Libertad!
¡Arriba las y los que Luchan!
¡Venceremos!

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