jueves, 24 de enero de 2013

Una lectura libertaria de América Latina hoy


En la última década se ha modificado sustancialmente el mapa político de la región. Los factores principales han sido:

-La irrupción destituyente-constituyente de movimientos populares que no sólo fueron capaces de marcar agenda y de voltear gobiernos, sino que, con mayor o menor intensidad y éxito, consiguieron dotarse de herramientas para luchar por sus programas y desarrollaron voluntad de poder político.

-Los nuevos equilibrios geopolíticos, con el deterioro de la hegemonía global norteamericana, la crisis europea y la aspiración de Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica (las llamadas potencias emergentes o BRICS) de ocupar un papel cada vez más importante en la toma de decisiones a nivel mundial, consonante con su creciente peso demográfico, económico y, de a poco, también militar.

Ante la pérdida de hegemonía en lo que ha tendido a considerar su “patio trasero”, los Estados Unidos están haciendo movimientos para recuperar terreno. La búsqueda de los espacios perdidos va ligada a la lucha por socavar la soberanía alcanzada y por reimpulsar la ortodoxia neoliberal. Los “golpes de Estado blandos” en Haití, Honduras y Paraguay, y su apoyo abierto a la oposición de derecha en Venezuela, Ecuador o Bolivia van en esa línea. En Chile ha jugado durante todos estos años a caballo ganador, con la Dictadura, la Concertación y ahora la Alianza abriéndole de par en par las puertas para su imperialismo financiero, comercial y militar.

Latinoamérica sigue teniendo economías fundamentalmente primario-exportadoras, y por la demanda de commodities de los BRICS está capeando la recesión y creciendo a buen ritmo. El cambio de correlación de fuerzas por la irrupción plebeya en la política ha hecho que esos recursos se hayan distribuido de una manera menos desigual que en el pasado. Sin embargo, los gobiernos progresistas no han avanzado en la resolución del problema de la dependencia y cuentan con pocos estímulos para hacerlo debido al buen desempeño de las materias primas en el mercado mundial. 

El hecho de que las inversiones y el comercio internacional estén hoy más diversificadas no obsta para reconocer que las relaciones que se están estableciendo con las potencias emergentes distan bastante de ser de tú a tú y siguen caracterizadas en general por el intercambio desigual, limitándose los países de la región a exportar elementos con poco valor agregado e importando mercancías procesadas, bienes industriales y tecnología punta. Tampoco ha habido cambios sustanciales en los sistemas de propiedad: reversión de privatizaciones, control obrero y cogestión productiva, creación de redes de comercio alternativas o reformas agrarias de calado.

La experiencia más interesante es la de Venezuela, que a la par que ha aprovechado el escenario de altos precios del petróleo para aumentar su nivel de recaudación (invirtiendo en exploración, extracción y refinamiento, fortaleciendo la corporación estatal y aumentando las regalías a las transnacionales del sector), no se ha limitado a una mejor distribución del ingreso entre las capas más empobrecidas y excluidas de la sociedad (como han hecho otros gobiernos del ALBA), sino que también está impulsando iniciativas para diversificar su matriz económica, con el objetivo de pasar de una economía rentista a un país productivo y diversificado. Las inversiones en obra pública, en construcción residencial y la apuesta por la reducción de la dependencia alimentaria son hitos importantes en este camino. También está apostando a generar nuevas relaciones sociales y un ordenamiento jurídico distinto fomentando órganos de poder popular tanto comunitario como económico.

¿Y Chile?

La contracara de la tendencia continental a ganar soberanía y desarrollar políticas inclusivas y reductoras de la brecha social es precisamente nuestro país. Y es que seguimos a la cabeza de las economías OCDE en cuanto a desigualdad en la renta, segregación educativa, falta de servicios públicos y tasas de pobreza. Los ingresos generados por los altísimos precios del cobre no han ido a parar a obras de infraestructura en beneficio de los chilenos, tampoco a desarrollar el aparato productivo nacional, ni siquiera han servido para crear un amplio mercado interno (el aumento del consumo en los últimos años ha sido vía endeudamiento privado). Han ido a los bolsillos de los grandes accionistas de las multinacionales y de la oligarquía chilena. Más ingreso y más concentrado en unas pocas manos, ese es el resumen de la situación.

En este escenario, para conseguir justicia social, no hay otro camino que profundizar en la vía de la organización de masas y en su politización, incidiendo en la necesidad tanto de luchar por soberanía popular sobre los recursos naturales y demás sectores estratégicos de la economía como de levantar una alternativa política capaz de conseguirlo, disputándoles la hegemonía a las fuerzas que durante 20 años han administrado un modelo político y económico al servicio de los más ricos y de los inversores extranjeros.

Sobre los modos de avanzar en esta vía, los países hermanos del continente nos ofrecen estimulantes señales, que debemos observar con atención sin por ello imitarlas acríticamente, y es que, claramente, factores gravitantes en otros países, como la doctrina ideológica y extracción social de la oficialidad de las Fuerzas Armadas venezolanas, el componente campesino e indígena en Bolivia o la inestabilidad de la institucionalidad ecuatoriana y de su sistema de partidos son diferentes en Chile, donde en cambio sí están presentes otros elementos a tener muy en cuenta.

Los procesos que se están dando en otros países latinoamericanos hay que analizarlos siendo capaces de reconocer los espacios que abren, de visualizar sus límites y de calibrar lo que tienen de aplicable, y lo que no, a nuestra realidad nacional. Parafraseando a Mariátegui, no se trata de imitar, sino de construir creativamente un camino propio hacia el socialismo.

Manu García

Publicado en el número 14 del periódico "Solidaridad"

6 comentarios:

  1. Encontre buenisimo el documento, pero creo que falta desvalidar el sistema económico imperialista, por un sistema libertario que ponga por prioridad la necesidad humana(salud, vivienda, educación), ecológica y sustentabilidad, antes que lo material como lo hace el actual sistema que ocupa todos sus recursos(humanos, energéticos,etc) por buscar "oro" sin importar nada mas.

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  2. "En este escenario, para conseguir justicia social, no hay otro camino que profundizar en la vía de la organización de masas y en su politización, incidiendo en la necesidad tanto de luchar por soberanía popular sobre los recursos naturales y demás sectores estratégicos de la economía como de levantar una alternativa política capaz de conseguirlo, disputándoles la hegemonía a las fuerzas que durante 20 años han administrado un modelo político y económico al servicio de los más ricos y de los inversores extranjeros.". MMM, no me queda claro si el articulo está planteando una correlación política que, desde el estado (o posiciones tácticas, como municipálidades, por ejemplo) dispute la hegemonía política?, o la organización territorial, por fuera del estado, bajo control popular, se transforme en antítesis?....

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  3. Más allá de lo superficial que me resulta el analisis, lo que más me preocupa es la salida muy ambigua que proclaman. Que es lo que toman y lo que no, de las otras experiencias (claramente reformistas) de América Latina. Creo que el parcial exito del reformismo en Venezuela se debe principalmente a caracteristicas particulares de ese país (algunas señaladas por ustedes), pero el resto deja mucho que desear, ya que más han servido como contención de los movimientos sociales que como una vía real al socialismo. Ojo que el caracter del estado en esos países sigue siendo el mismo (capitalista), a tal punto de que Cuba hoy vuelve a crear la propiedad privada (en camino a una vía similar a la China). Yo soy marxista, por lo tanto, no tengo problema en ver el estado como un aparato de transición, pero con caracteristicas distintas a las que tienen esos países "progresistas". ¿Ustedes como comprenden estos estados desde su punto de vista "libertario"?

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  4. El articulo es bueno, en cuanto es capaz de generar una visión mas global de nuestra realidad muchas veces encerrada en lo nacional, sin embargo discrepo en los siguiente.

    En el parrafo 5 dice " El cambio de correlación de fuerzas por la irrupción plebeya en la política ha hecho que esos recursos se hayan distribuido de una manera menos desigual que en el pasado" me parece que se esta exagerando, ya que el hecho de que mas personas en latinoamerica tengan acceso a niveles minimos de educación o servicios basicos no quiere decir que exista menos desigualdad, de hecho esta tendencia se a acentuado(independiente de ciertas conquistas minimas o reduccion de la pobreza a nivel latinoamericano, porque acceso a derechos basicos no es lo mismo que disminución dela desigualdad, de hecho a veces se necesita "humanizar el sistema" para aumentar y perpetuar la desigualdad)

    En el parrafo 7 en relación al caso venezolano, sin caer en reduccionismos, creo que debemos ser mas criticos, mas aún si profesamos ideas libertarias, en cuanto a la verdadera extensión de los procesos de auto-emancipacion del pueblo venezolano, sobre todo cuando muchas de estos supuestos avances de la clase popular vienen desde arriba y no desde las mismas practicas autónomas de la clase. Mas allá de lo cierto en relación a el aumento de la renta y acceso a derechos basicos de capas populares venezolanas, otra cosa totalmente diferente es que se este aumentando la auto-organización popular, podríamos estar perfectamente frente a practicas social-democratas asistencialistas frente al movimiento social. Una dependencia y una falta de autonomia del movimiento popular venezolano lo obliga a depender de un proyecto de Estado, el cual en cualquier momento puede desaparecer (desde un cambio de mando hasta un inesperado golpe de estado, la burguesia siempre controla partes importantes del ejercito) y con él la ilusión de ese supuesto mvimiento popular venezolano. Creo que como libertarios debemos tener un poco mas de visión critica, mas aun con la serie de derrotas que hemos tenido como clase producto de la dependencia de nuestros movimientos al primer Estado social-desarrollista que se nos planta arriba con promesas y regalos economicos para la clase. Ojo con eso porfa.

    respecto a la segunda parte del texto "¿Y Chile?" creo que se debe tener mas cuidado al sindicar a chile como mas atrasado en relación a sus mov. sociales por el simple hecho de que fuerzas mas de izuqierda no esten en el poder (como sí ocurre en otros paises latinoamericanos como venezuela, ecuador o boivia). Quien tiene el Estado no necesariamente determina el nivel de profundidad del movimiento social, eso es determinar el movimiento y toda la potencialidad del mismo a quien posee el poder en el Estado, un reduccionismo que ya bastante mal le a hecho a los revolucionarios. Recordemos que la revolución rusa se dio precisamente en el Estado en donde se encontraban las fuerzas mas retrogradas y antidemocraticas (zarismo-monarquico) de Europa. Por ultimo el texto no deja claro si en chile debemos optar por el camino de los otros paises latinoamericanos, en donde diversas fuerzas de izquierda-desarrollista se toman el aparato del Estado, o bien seguir en la estrategia de marginación del aparato institucional, pero generando lentamente organizaciones de verdadero caracter autonomo para la clase. Autonomia que, desde mi punto de vista, no debemos transar, es quizás ese el mayor valor del mov. social chileno, que pese a su numero y tamaño aun deficitario cuenta con una gran autonomia de la clase y las organizaciones revolucionarias en relacion a la institucionalidad (ya que esta sigue en poder de la derecha mas retrograda y el reformismo mas pauperrimo).

    Un saludo y grax por el texto, pese a mis diferencias aprecio que se hagan estos analisis mas globales. por último es bueno los analisis de Raul Zibechi con respecto a estos temas geopoliticos y sociales, creo que él esta haciendo un muy buen trabajo en ese campo y debemos ponerle ojo nosotros.

    un abrazo

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  5. En líneas generales estoy de acuerdo con lo expresado por el artículo. Se plantea que en países como Venezuela o Bolivia hay mejor distribución de los recursos económicos generados por los recursos naturales, y eso es innegable. Ahora se destina un gran porcentaje de esos ingresos (producto de los precios internacionales de las materias primas y del aumento de las regalías a la inversión extranjera) a servicios sociales que alcanzan a gran parte de la población que anteriormente era excluida. Y eso no ha sido por generosidad de las clases dominantes, sino por la organización y presión popular, que logra no sólo derribar gobiernos sino también incidir en los existentes, construir y disputar poder a los ricos.

    Respecto al comentario de Humberto, creo que la dicotomía entre "autonomía" y "participación institucional" es falsa. Creo que el autonomismo a ultranza no le hace nada bien al movimiento popular y lo desarma políticamente frente a una oligarquía que no duda en combinar todas las formas de lucha sin renunciar a priori a ninguna.

    En el caso venezolano, no creo que se pueda decir, como un compañero lo plantea más arriba, que el gobierno bolivariano haya frenado el movimiento popular. Por el contrario, lo ha impulsado a nivel nacional y también continental (fruto de ello ha sido poner en la agenda política de nuevo el socialismo y el impulso decisivo a iniciativas como el ALBA o la integración latinoamericana sin la injerencia de Los Estados Unidos y Canadá y con Cuba. Que, sin idealizarla, sigue siendo un bastión de soberanía y de dignidad frente a las costas del mayor imperio de todos los tiempos). Con o sin Chávez, con o sin gobierno bolivariano, el "chavismo" como cultura política ha echado hondas raíces en Venezuela y nadie piensa en un retorno al puntofijismo. Hasta la oposición derechista ha tenido que asumir banderas programáticas de la izquierda para tener cierta posibilidad de disputa.

    En lo relativo a Chile, discrepo de que contemos con un movimiento popular fuerte. Ni es numéricamente fuerte (la tasa de sindicalización en Chile es de las más bajas de Latinoamérica) ni es independiente políticamente de las ideas y partidos de la clase dominante. No por nada la Concertación sigue teniendo la hegemonía en la mayoría de expresiones orgánicas populares y estamos en los últimos puestos en el ranking latinoamericano en cuanto a derechos sociales y laborales. y en el primero en cuanto a ventajas y beneficios para el capitalista.

    Un saludo libertario

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  6. Gracias por vuestros comentarios,

    Desde la revista Comunismo Libertario me han encargado para su próximo número un artículo más extenso sobre la actualidad latinoamericana, así que espero poder profundizar en él sobre algunas cuestiones apenas esbozadas aquí, y responder a algunas de las dudas e inquietudes planteadas.

    También comento, para quien le pueda interesar, que junto a otro compañero libertario publiqué, en la revista "Política y Sociedad", un análisis titulado "Una estrategia de Poder Popular para Chile" (http://anarkismo.net/article/24137) que viene a ampliar, para el caso particular chileno, algunas de las ideas expuestas en este artículo.

    Un saludo

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