Desde las 19:00 horas la Plaza de
Armas de Santiago, se empezó a abarrotar de gente que tenía la intención de
brindar un digno homenaje a Juan Pablo Jiménez, sindicalista y revolucionario,
asesinado en su lugar de trabajo (Empresa Azeta, subcontratista de Chilectra)
mediante un certero disparo en su cabeza, el jueves recién pasado.
Organizaciones populares, estudiantiles, militantes sociales y representantes
del “nuevo sindicalismo” clasista y combativo que comienza ha emerger en la
escena nacional –y del cual Juan Pablo formaba parte-, comenzaron a marchar
exigiendo verdad y justicia por la muerte del compañero, ya que nadie se traga
la principal línea investigativa de la PDI, la cual afirma que “fue una bala
loca” la que le quitó la vida.
La manifestación se dirigió hacia
el sur por el Paseo Ahumada, luego giró a la izquierda por calle Agustinas. En
las inmediaciones del Teatro Municipal de Santiago, las Fuerzas Especiales de Carabineros,
intentaron en vano, romper la marcha, para lo cual utilizaron un carro
lanzaaguas, uno lanzagases y además lanzaron varias bombas lacrimógenas. Sin
embargo, los manifestantes se reagruparon con gran facilidad y reanudaron el
camino hacia la Alameda por calle Mc Iver, lugar en donde ya se habían
levantado varias barricadas para frenar el avance policial. En la Alameda con
Santa Rosa se registraron duros combates con Carabineros, mientras se daba
inicio a un pequeño mitin, en la sede de la CONSTRAMET, ubicada 1 calle más
abajo. En el momento en que se encontraba dando un discurso un compañero del
Sindicato de Azeta, las fuerzas policiales arremetieron con fuerza contra la
gente que se encontraba en el lugar, quienes se vieron obligados a dispersarse
por las callejuelas aledañas, en donde se produjeron pequeños y variados focos
de conflicto que mantuvieron cortado el tránsito por la principal arteria
capitalina de manera intermitente, hasta aproximadamente las 21:00 horas. Según
informaciones preliminares se registraron 7 detenidos; 4 por desórdenes, 1 por
daños y 2 por “oponerse a la acción de Carabineros de servicio”.
El mundo popular no puede estar
ajeno ante esta gravísima situación. El cobarde asesinato de Juan Pablo, no
puede ni debe quedar impune, tal y como acontece en diversos puntos de nuestra
américa morena, en donde la eliminación física de dirigentes populares es
cuestión cotidiana (como Colombia o México). Solamente de nosotros, el activo
militante, que día a día construye un futuro más digno para nuestro pueblo en
distintos frentes de lucha, depende que esto no ocurra.
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