En la Provincia de
Arauco, no hay muchas oportunidades de trabajo; así una gran parte de la
población ve en el ingreso a la industria forestal la única salida para poder
sobrevivir. Hace 6 años la Provincia se encontraba en un estado de agitación
extrema. Más de 5000 trabajadores de la Empresa Bosques Arauco –propiedad del
Grupo Angelini- se habían lanzado a la huelga, hartos de los salarios de hambre,
que una de las ramas económicas más importantes del país, les entrega a cambio
de la venta de su fuerza de trabajo. Muchos no percibían más de $60.000 de
sueldos base. Además de la cuestión salarial, la movilización hacia hincapié en
la necesidad de no hacer distinción de ningún tipo entre trabajadores de planta
y subcontratados, una demanda central que hoy con más fuerza que en aquel entonces,
es impulsada por las fracciones más activas del nuevo movimiento obrero que
empieza a emerger.
En aquella gran huelga,
luego de más de un mes de diversas movilizaciones y la implementación de
variadas formas de presión, el día 3 de mayo unos 2000 trabajadores tomaron la
determinación de cortar la ruta que une Concepción con Arauco a la altura de la
Planta Celulosa Horcones, en Laraquete. Luego de más de 5 horas de bloqueo,
Carabineros arremetió con fuerza, con la intención de despejar la ruta a como
diera lugar, produciéndose violentos choques con los huelguistas, que no estaban
dispuestos a ceder ni un metro de la carretera. Para lograr su objetivo, las
fuerzas represivas no escatimaron en recursos,
atacando incluso los automóviles de los trabajadores forestales
estacionados en el lugar. En medio de los brutales enfrentamientos entre los
obreros y las Fuerzas Especiales de Carabineros –incluso cuerpo a cuerpo-, Rodrigo
Cisterna, un joven obrero de 26 años toma la decisión de subirse a un cargador
frontal y arremeter contra los vehículos de la policía, volcando varios de
ellos. Fue en ese momento, cuando varios efectivos policiales descargaron
numerosas ráfagas de disparos, quitándole la vida instantáneamente. Más de 100
balas salieron de las armas de la represión. Por si esto fuera poco, 4 operarios
más habían sido heridos por el plomo policial y un quinto trabajador perdió su
ojo izquierdo. Otros 6 huelguistas fueron detenidos en el lugar y apaleados
salvajemente por la enloquecida policía.
Al funeral realizado en Curanilahue,
asistieron más de 25.000 personas, provenientes de todos los puntos de la
región. El último adiós a Rodrigo estuvo marcado por una mezcla entre dolor,
impotencia, indignación y rabia contra la empresa, Carabineros y el Estado
chileno (cuya presidencia en aquel entonces estaba bajo el mando de Michelle
Bachelet) que avalaba sin tapujos el accionar policial.
En el mes de abril del
presente año, el Primer Juzgado Civil de la ciudad de Concepción, determinó que
era responsabilidad policial y del Estado Chileno este crimen de clase. En
consecuencia, ordenó que el fisco debía cancelar una indemnización de $30.000.000
a la viuda de Rodrigo y su hijo, $10.000.000 a cada uno de los cuatro heridos a
bala en la jornada lucha y $20.000.000 para el trabajador que perdió su ojo.
Más allá de las altas cifras de dinero, al fin se logró “acreditar legalmente”
la absoluta responsabilidad de la policía en los hechos de violencia ocurridos
aquella noche.
Rodrigo Cisterna, así
como muchas y muchos otros militantes populares asesinados, vivirá por siempre
en el corazón del pueblo trabajador que lucha por construir una sociedad digna
y libre para las grandes mayorías expoliadas por el capital, el empresariado y
el Estado. Hoy a 6 años de ser acribillado su recuerdo se encuentra más vivo
que nunca, muestra de esto, es la convocatoria a una velatón y un acto central
que han realizado las organizaciones sociales y sindicales de Curanilahue, para
brindarle un nuevo homenaje a un dignísimo compañero que cayó de pie, luchando
contra las injusticias que a diario enfrentamos como pueblo.
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