Uno de los
grandes temas contingentes en los últimos días en el imaginario de la izquierda
a nivel nacional, regional e internacional ha sido la muerte de Hugo Chavez.
Evidentemente un personaje carismático y bastante excéntrico – líder de la
llamada “revolución bolivariana”- que encabezó un proceso social, muy complejo,
que contiene hasta ahora una gama de “aciertos”, contradicciones y limitaciones.
Las diferentes tendencias políticas han dado condolencias, han planteado sus
opiniones a favor del proceso o se han posicionado de alguna forma sobre este
hecho y el proceso detrás. Los libertarios no se han excluido de este proceso
de discusión y un conjunto de puntos de vista se ventilan en los diferentes
medios no exentos de polémica. Un tema realmente difícil y delicado de analizar
desde nuestra matriz libertaria y anarco-comunistas. Por un lado los que
respaldan el proceso como un ingenuo Moctezuma dejando entrar a Hernan Cortés
–confundido con el salvador Quetzalcoatl- en la ciudad de Tenochtitlan. Y por
otro lado los jesuitas del comunismo libertario y del anarquismo que
neuróticamente repiten rosarios que se descontextualizan a la luz de la
Historia. El objetivo de este artículo
es poder aportar al debate desde una perspectiva anarco-comunista y del
anarquismo social para fomentar el rearme discursivo e ideológico de las
tendencias libertarias en la realidad de la lucha de clases nacional, regional
e internacional.
El proceso
social que se desarrolla en Venezuela debe ser analizado - según mi opinión
- desde una perspectiva materialista
histórica ¿Qué quiere decir esto? Que es necesario analizar dialécticamente un
proceso y sus contradicciones, “analizar los grados de transformación de los
cambios cuantitativos en cualitativos; la irrupción de la gradualidad; los
cambios a través de saltos, la negación del movimiento inicial del desarrollo y
la negación de esta misma negación; la repetición, en un plano superior, de
ciertas facetas y rasgos del estado inicial” (Osvaldo Sunkel, “El subdesarrollo
latinoamericano y la teoría del subdesarrollo”). Es de esta forma que podemos
comprender si el proceso bolivariano es una verdadera revolución o si es
posible proyectar un conjunto de elementos de cambios por medio de saltos
cualitativos.
Los grados de trasformación
Lo
que en un momento parecía la “repetición” de la institucionalidad neoliberal-burguesa
a través de las elecciones parlamentarias, que dio la dirección del gobierno de
la República de Venezuela el XXXX, comenzaba gradualmente a provocar cambios
económicos e institucionales que se traducirán en una ofensiva al
neoliberalismo, pero no al capitalismo. Sin embargo estos cambios graduales han
sido un indicio de peligro para el imperialismo, lo observamos cuando la
ultra-derecha latinoamericana y norteamericana se juntaba el 17 de noviembre
del 2010 en la cumbre “Peligro en los Andes” para analizar los peligros de los
procesos latinoamericanos y en especial de Venezuela.
Con
lo que respecta a las transformaciones sucedidas en Venezuela sería interesante
analizar las mismas concepciones de los actores políticos del proceso. Para
someterlas a un análisis y posible critica. En lo que respecta a la
“revolución” Chávez comentaba sobre las tareas del proyecto bolivariano que era “un
programa de transición al socialismo y
de radicalización de la democracia participativa y protagónica . Partimos del principio de que
acelerar la transición pasa necesariamente por, valga la redundancia, acelerar
el proceso de restitución del poder al pueblo. El vivo, efectivo y pleno
ejercicio del poder popular protagónico es insustituible condición de posibilidad
para el socialismo bolivariano del siglo XXI….El
patrón de medición de los logros socialistas es: hasta qué grado las medidas y
políticas adoptadas contribuyen activamente a la constitución y consolidación
bien arraigada de un modo sustancialmente democrático, de control social y
autogestión general ” (Aram Aharonian,
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=165074 ). Estas palabras
enunciadas son muy seductoras para los libertarios, sin embargo eran elementos
que entraban en contradicción con la institucionalidad burocrática y la
corrupción en el gobierno, los servicios públicos y el Partido Socialista Unido
de Venezuela. Pero a pesar de ello, efectivamente estas ideas marcan un
precedente de cambios cuantitativos en cualitativos que se han traducido en el
desarrollo de la participación política de los trabajadores y del movimiento
popular, pero que todavía no da un salto cualitativo que fomente un proceso
revolucionario. Las ideas programáticas del proyecto bolivariano a pesar de
entrar en contradicción -que el mismísimo PSUV reconoce en sus líneas
estratégicas – dicen lo siguiente:
“El Comandante Hugo Chávez ha hecho
reiterados llamados al Partido, a los fines de establecer una amplia política de participación y de interpelación
popular, orientada al impulso del control popular de la gestión gubernamental
en todos sus niveles. Esta política de interpelación popular es una de las
tareas principales de los y las militantes del PSUV: reconocer, organizar y
viabilizar las amplias demandas sociales acumuladas en nuestra sociedad, para
que se encuentren soluciones sostenibles, en el marco de la lucha por la
construcción del Socialismo Bolivariano. Es
preciso reconocer que esta tarea ha sido, en muchos sentidos, descuidada por el
PSUV, en parte presionado por circunstancias propias de nuestro proceso político,
en parte como consecuencia de una valoración errada de la relación entre el
pueblo, el Partido y el gobierno. Un partido desvinculado de las luchas del
pueblo y sus demandas, es un partido que ve seriamente limitada su capacidad
para servir de instrumento motorizador de la transformación socialista de la
sociedad. De esta manera, se reconoce
como una cuestión de primerísimo orden, a partir de este momento, profundizar y
consolidar los vínculos entre el Partido y las masas. Para consolidar estos
vínculos, es fundamental que los sectores populares se reconozcan en el
Partido, es decir, el Partido no puede ser identificado como una suerte de
apéndice del Estado, sino como un instrumento que acompaña al pueblo en sus luchas
y en la construcción del Poder Popular.”-Lo subrayado es mío- (Líneas
estratégicas de acción política del PSUV).
De
lo anterior podemos concluir que en primer lugar hay una intención de integrar
al mundo de los trabajadores al gobierno bolivariano con el objetivo de
participar del proceso social de expropiación de empresas y fomentar su gestión,
a las tareas ejecutivas como administrativas del aparato estatal y a los
servicios públicos. Este fenómeno gradual que se ha instalado paulatinamente en
Venezuela -es gradual, ya que sigue existiendo la propiedad privada en
Venezuela y un conglomerado de empresarios estratégicos, sin olvidar la
ausencia de un verdadero poder dual como característica de todo proceso
revolucionario- marca un precedente que preocupa en el sentido en que la
principal organización política de Venezuela quiere desarrollar una integración
del movimiento popular a la maquinaria estatal; esta concepción del poder
popular bolivariano discrepa rotundamente con la noción de poder popular del
comunismo libertario (anarquismo comunista y social), ya que ahoga la autonomía
de clase en el estado, burocratiza el proceso, confunde a los trabajadores y da
las condiciones para un declive de este proceso social. Esta estrategia, muy
similar a la noción de Lenin en “El Estado y la Revolución” -quitándole eso sí
la pisca de la dictadura del proletariado-, se deriva de una conclusión para la
superación de la burocracia que es errónea desde las perspectiva libertaria y
la historia es unánime en los hechos frente a estas lógica de operar
políticamente. En este punto anterior vale la pena revivir a los muertos
sepultados por la historia, ya que uno puede proyectar y anticipar futuros
desenlaces de este proceso.
Las
revoluciones pierden el oxígeno con la intervención de los gobiernos –esto hay
que tenerlo muy claro como libertarios-, pero hay gobiernos y gobiernos lo que
quiere decir que hay grados de conflictos con unos y posibilidad de acuerdos
tácticos en otros. Las sociales democracias en el tercer mundo fueron gobiernos que dieron condiciones para el
desarrollo del movimiento de los trabajadores y que el imperialismo boicoteo
utilizando hasta los más brutales medios, esto lo sabemos directamente los
trabajadores de América Latina y la imposición de las dictaduras de las segunda
mitad del siglo XX fueron una muestra muy clara de esto. Hoy el nuevo escenario
mundial nos muestra nuevos gobiernos progresistas en el “tercer mundo”, en este
nuevo escenario se puede caer en la confusión, ya que por un lado un gobierno
progresista no necesariamente se traduce en mejores condiciones para la lucha
de los trabajadores y la construcción del socialismo. De hecho los gobiernos
progresistas se pueden prestar para ser bisagras de los antagonismos y las
contradicciones de clase entre la burguesía y clase trabajadora. No me refiero
a que Venezuela esta sucediendo puntualmente esto, sino que puede ser una
realidad muy probable –Hay veces que los arboles nos impiden ver el bosque-.
¿Y qué piensan los libertarios?
Hay varias
posturas, que se han polarizado, a la hora de analizar la problemática nacional
y el desarrollo de los gobiernos progresistas en el tercer mundo y en especial
el caso de la “revolución bolivariana”. Examinemos algunas posturas sobre el
proceso bolivariano.
Alternativa
Libertaria de Francia planteaba que “ El chavismo no es un fenómeno nuevo en la
historia. Está en consonancia con
los nacionalistas de izquierda como de Mossadegh en Irán en 1952, el egipcio
Nasser en 1956, y el libio Gaddafi en 1977. Cada
vez que la ambición detrás de la retórica de "socialista" se perfila
como un verdadero capitalismo nacional”( http://alternativelibertaire.org/spip.php?article754 ). Efectivamente el chavismo no es algo nuevo en estos puntos, ya que en la historia
hemos visto el intento de desarrollar capitalismos nacionales que entran en
conflicto con el imperialismo. La lejanía del análisis de esta organización
europea no nos pone en la mesa los niveles de organización popular y ciertos
procesos que no son el calco y copia de los progresismos del siglo XX (eso lo
examinamos más arriba).
La Federación anarquista uruguaya nos comenta que “el dolor
de pueblo es un dolor que duele” y más que convicciones nos invita a
reflexionar con preguntas después dar condolencias a Chavez y al duelo de los
trabajadores venezolanos: “En ese pueblo multitudinario que sale a la calle en Venezuela hay expresión
de dolor, sentimiento de pérdida de algo querido. Al mismo tiempo dentro del
dolor marcan que hay un rumbo a seguir, que quedó una línea trazada. Así lo
viven, lo sienten y lo dicen. “Nuestro deber hoy es seguir más a fondo con el
socialismo, con la lucha del proyecto que nos legó el comandante”, responde a
un reportero un entrevistado al paso. Otros dicen cosas parecidas y mencionan
lucha y socialismo una y otra vez. ¿Qué
subjetividad produjo esta experiencia social en los de abajo? Difícil para
responder y menos rápidamente y hoy. Se vive en le dimensión de la emoción, la
angustia, el sentimiento aporreado. También la rebeldía. Que trajeron estos
vientos tan fluidos, con tanta contradicción, con tanto de esperanza para
amplios sectores de los de debajo de verdad. Lugar donde fue más extenso el
respaldo a Hugo Chavez. ¿Qué elementos
ideológicos se produjeron? ¿Cómo se expresarán estos elementos en el mañana
cercano?”
La organización
anarquista Revolucionaria de Venezuela, que llamó a votar por Chavez, tiene una
lectura muy interesante reconociendo diferencias: “Como anarquistas, siempre consideramos a Chávez
un compañero, un hermano, uno más en nuestras trincheras de lucha. A pesar de nuestras diferencias y de
nuestras críticas mutuas, siempre fue la unidad del pueblo y la
potencialidad de su organización las consignas que mantuvieron articuladas
nuestras acciones. Son tiempos de continuar la lucha iniciada el 27F de 1989.
Son tiempos de reivindicar el sendero de la lucha por la vida, por el comunismo
libertario, por la revolución, por la verdadera revolución.”( http://www.anarkismo.net/article/25055
), sin embargo
a pesar de existir contradicciones en el discurso de esta organización en relación a la acción
autónoma de los trabajadores y su participación política parlamentaria (el
anarquismo social nace desde las organizaciones obreras
insertas en la
internacional que se opusieron a la inserción en el estado y la vía
parlamentaria planteando alternativas desde las mismas organizaciones de
trabajadores).
Evidentemente
hay diferentes posturas dentro del mundo libertario, lo que expresa que el
comunismo libertario necesita mayor grado de comprensión de la realidad y un
fortalecimiento del discurso con el fin de orientar a la clase trabajadora en
las luchas de clases alrededor del mundo. Los comunistas libertarios debemos
fomentar la conciencia del movimiento popular y del sujeto revolucionario, los
sucesos actuales nos demuestran que falta debate, análisis y organización
proletaria que acumule tanto en una nueva subjetividad revolucionaria como
también en la construcción de los órganos de combate de nuestra clase en pro
del socialismo.
Algunas conclusiones
Los libertarios,
que apuntan a una forma de construcción del movimiento popular, debemos hacer
memoria de nuestras enseñanzas y nuestras conclusiones para no repetir nuestras derrotas históricas. La autogestión y el control de los medios de
producción por los trabajadores, la autonomía de clase en relación al estado y
su inevitable lucha en contra este, la democracia directa y la acción directa
al interior del movimiento de los trabajadores, la lucha contra la burocracia y
el verticalismo son elementos que componen nuestra tendencia y eso no hay que
olvidarlo. Este conjunto de compañeros y compañeras que nos atrevemos día a día
en llevar a la práctica nuestras convicciones, que se organizan en los
territorios, en los frentes estudiantiles, en los sindicatos y todas las
expresiones venidas del movimiento de trabajadores son una fuerza que debe
impulsar en el día a día la construcción de un nuevo tejido social, una
subjetividad revolucionaria y los órganos de la clase trabajadora con el fin de
crear un socialismo nuevo, desde abajo y que se levante por los socialismos que
fracasaron. Chavez ha muerto y eso es lamentable, ya que su pueblo lo amó, pero
la revolución todavía no ha comenzado y Venezuela carece de una dirección realmente
revolucionaria. Los trabajadores podrán emanciparse por sí mismos y hasta los
gobiernos más progresistas pondrán obstáculos para que la clase trabajadora
cumpla sus tareas históricas y
revolucionarias. Los trabajadores y el movimiento popular venezolano tienen una
gran tarea por delante y depende de ellos la configuración del nuevo escenario
de la lucha de clases en el continente.
por José Franscisco Magón
Un par de consideraciones:
ResponderEliminar-La FARV es una Federación Anarquista, tal como lo es la FAU en Uruguay. Es una organización, porque se rige por los principios de la Organización Anarquista de Malatesta, pero ante todo es una Federación que reúne a individualidades socialistas/comunistas Libertarias.
-Como organización anarquista es anti-estatista, no tenemos ninguna representación parlamentaria, ni creemos que la toma del poder Estatal sea la vía para profundizar la Revolución (o el intento de), por el contrario, creemos que la única vía para lograr la verdadera libertad y una genuina igualdad es aboliendo el Estado por medio del Poder Popular (solo el Pueblo empoderado puede romper las cadenas que lo atan).
¡Salud y Libertad!
Estimado compañero,
ResponderEliminarMe da la impresión de que nos conocemos personalmente, pero el seudónimo con el que firmas (asumo que es un seudónimo) no lo conozco. Te agradezco haber decidido desarrollar tus puntos de vista en extenso y espero tener la oportunidad de hablar sobre este tema contigo personalmente para poder aclarar posibles malentendidos y dejar más claras nuestras opiniones.
Pero antes, aquí, quisiera hacer hincapié en un par de cuestiones presentes de principio a fin en tu intervención, que creo que no son menores y que pueden condicionar debates, llevándonos por las ramas y alejándonos de lo central.
En primer lugar, creo que están de más los términos empleados en algunos pasajes, dado que estamos entre compañeros y de que para defender un argumento no es necesario entrar en la descalificación del oponente y la caricaturización de sus posiciones.
Lo segundo, es que me parece que enreda más que aclara entrar en un debate en torno a conceptos sin entrar a definir, lo digo por tus alusiones negativas a "soberanía" y "poder político".
ResponderEliminarSe nota que para ti la historia es muy importante, entonces seguro que sabes que los términos "poder popular" o "autogestión", que usas a lo largo del texto, son de uso relativamente reciente entre quienes se identifican con la tradición libertaria. Mientras que "autogestión" ha enraizado y se usa y abusa de él (para definir muchas cosas diferentes), hay quien tiene sus dificultades con "poder popular", e incluso niega a quienes usen este término la identificación con la tradición libertaria. Y no son pocos quienes se niegan a hablar "organización política", no digamos ya de "partido", prefiriendo el uso de "organización específica"... o negando su validez como herramienta, en el caso de ciertos anarcosindicalistas. Como ves, lo libertario es amplio y variado y la línea de excomunión y de lo que es "revisionismo" se mueve mucho dependiendo de quién sea quien la fije.
Si nos vamos más para atrás en el tiempo, veremos que en la Primera Internacional a la que aludes como fuente primigenia de doctrina (que opones a la de los "revisionistas") los libertarios jamás habrían empleado el término "comunismo" para definir sus posiciones. De hecho hay numerosas intervenciones de Bakunin criticando el comunismo.
Y así se podría seguir... La historia del movimiento popular y de la izquierda está llena de "revisionismos" que la han hecho avanzar y que pasado un tiempo quedan como sentido común y apenas nadie los cuestiona, pero que en su momento levantaron polvareda. En muchos casos fue el debate de posiciones diferentes la que acabó dando lugar a una síntesis superadora y enriquecedora. Los anarquistas no son, no somos una excepción. ¿Acaso no innovó en muchísimos aspectos Bakunin? ¿Malatesta? ¿Kropotkin? ¿Pelloutier? ¿la CNT? ¿Nestor Makhno? ¿los hermanos Flores Magón? ¿la FCL francesa? ¿la Federación Anarquista Uruguaya? ¿el Congreso de Unificación Anarco-Comunista no innovó en su momento? ¿no está innovando actualmente la Federación Anarquista Revolucionaria de Venezuela? Tenemos el derecho de innovar, de revisar lo que haga falta revisar y de mantener lo que haga falta mantener. "Pensar con cabeza propia", esa frase te sonará ;-)
No porque algo sea más antiguo tiene que ser mejor, compañero. Me niego a dejar que sean otros (por muchas credenciales que tengan y por muy padres fundadores de la doctrina que sean) quienes marquen la pauta sobre lo que "debemos" hacer en el presente para hacer avanzar la causa popular y que se invoque lo que dijo tal o cual pensador esclarecido para justificar tomas de posición, como argumento de autoridad.
Que algo lo dijera Marx o Bakunin no lo hace ni mejor ni peor. Tendrá que probarse sobre la base de la tozuda realidad, una y otra vez. La creación de teoría y práctica transformadora no es de una vez y para siempre, y por definición no puede ser conservadora. Tiene que ser constante. Eso no quiere decir que despreciemos las lecturas de teóricos antiguos y la reflexión sobre procesos históricos distantes. Sólo que debemos darles la importancia que merecen (ni demasiada ni ninguna) en nuestra lectura de la realidad presente.
Un saludo fraterno.
ResponderEliminarCompañero, primero ha sido un agrado dar una discusión con alguien tan cercano y que a pesar de los puntos de vista divergentes, estemos en un mismo proyecto que se construye día a día. Y que mejor que debatir en casa!
Con respecto a las alusiones negativas al poder político y al tema de la soberanía, creo que es un poco errado no discutirlo y plantear que es "enredado", ya que es ese el debate de fondo : la cuestión del poder político -el estado- y la problemática de la transición en la construcción socialista. Tu lo estas planteando implícitamente , pero igual lo planteas en el fondo.
Creo que el concepto de revisionismo se ha prestado para desviar la discusión, sin embargo su filo evidentemente iba a provocar ecos - lo que en parte era la idea del articulo para no olvidar de lleno lo que somos diluyendonos en el "sentido común" por el miedo de quedarnos abajo de la locomotora de los acontecimientos-. Sin embargo me extraña que no te pronunciaras en relación a las citas de la linea política del Partido Socialista de Unidad Venezolana que se esta citando para dar una discusión. El partido tiene una linea y esta ha logrado direccionar el proceso, siendo claro en el programa que cito más arriba: "establecer una amplia política de participación y de interpelación popular, orientada al impulso del control popular de la gestión gubernamental en todos sus niveles". Suena muy bien, pero el problema es que la lógica en discurso es libertaria, pero en la practica todavía es leninista. La transición vnezolana provoca contradicciones como que los trabajadores pidan al estado la intervención en el proceso de expropiación en vez de hacer las cosas por ellos mismos - que es pensar y actuar por si mismos - esto es algo que en Chile ni siquiera se ha dado, ya que se esta en proceso de rearme. Pero eso nos hace pensar en como los libertarios podríamos direccionar un proceso de tales consecuencias.
Ahí va la apuesta de la toma de los medios de producción y el control de los trabajadores -no como metafísica sino como norte a seguir- sin la mediación estatal con empresarios o entes burocráticos. Es evidente que es absurdo exigir estos a los compañeros libertarios de venezuela, pero entre nosotros hay que considerar estas problemáticas. A compañero KaRURO, gracias por leer el documento y comprendo tus consideraciones, pero , con todo respeto, entran en contradicción en el articulo en que llamaron implícitamente a votar por Chavez.
Saludos fraternos y libertarios.
José Francisco Magón