Introducción del Editor.
Este año se conmemoran 92 años de la denominada Semana de Enero o Semana Trágica, la que se desarrolló a partir de una serie de sucesos que provocaron el primer gran levantamiento de la clase obrera trasandina, una clase que por esos años olía a pólvora y que en el transcurso de su experiencia histórica nos entrega muchos elementos para la reflexión y para orientar nuestra lucha contra el Estado y el capital.
Así como apuntamos a homenajear a los cerca de 2.000 trabajadores asesinados entre el 7 y 17 de enero de1919, también pretendemos, al recoger este análisis, nutrir nuestra experiencia, a través de la reflexión básica que nos plantea el tema de la organización política, su disciplina (no automática, más bien reflexiva, voluntaria y que apunte al bien común orgánico) y su táctica, ya que como plantea Bakunin: “el problema no estriba en saber si –el pueblo- puede sublevarse, sino sí es capaz de construir una organización que le proporcione los medios de llegar a un fin victorioso. No a una victoria fortuita, sino que a un triunfo prolongado, definitivo”.
leer más
Pensando en como Malatesta dividió la discusión sobre este tema, es que planteamos una problemática que dejaremos abierta, pero que prontamente se pretende retomar, ya que nos urge hacernos cargo y aportar en el camino de la construcción del movimiento libertario internacional y de un mundo socialista y libertario: "La organización en general y como principio y condición de la vida social hoy en día y en una sociedad futura; la organización del movimiento anarquista y la organización de las fuerzas populares y, especialmente, de las masas obreras para resistir al gobierno y al capitalismo".
Para finalizar, queremos mencionar que fue indagando en los periódicos publicados por los compañeros de la Organización Socialista Libertaria (OSL-CAIN), grupo especifico Anarco Comunista, donde encontramos en la Edición 34, de enero – febrero de 2001, el texto que presentamos a continuación.
Edición por Horacio Vergara Tello.
Documento Histórico
Publicado por OSL-CAIN en su periódico En la Calle.
“A 92 años de la Semana Trágica.
Los crímenes de una clase, la vigencia de una lucha”.
La Argentina de 1919. Sindicatos y lucha de clases
Hacia 1919 la Argentina aún conservaba una estructura socioeconómica eminentemente dependiente de las grandes potencias, especialmente Gran Bretaña, sobre una base oligárquica y agrícola-ganadera, exportadora de materias primas. No obstante, durante la Primera Gran Guerra de 1914, se produjo un interés de los inversores extranjeros en el país, lo que trajo la instalación de industrias livianas, la mayoría de ellas pequeños talleres con pocos empleados.
Hacia 1917-18, ya bajo el primer gobierno radical de Hipólito Irigoyen (a la postre, ganando las primeras elecciones realizadas sin fraude (1)) las condiciones de vida de la clase trabajadora sufrieron una fuerte caída, con una baja de salarios de entre el 16% y el 21% (2), una fuerte suba de los alquileres populares y del consumo básico.
Todo esto, fogoneado por una experiencia de casi 50 años de activismo sindical, con organizaciones obreras poderosas y radicalizadas, dio como sumatoria un cóctel de tensión y enfrentamiento clasista nunca visto. De esa manera aumentaron notablemente los conflictos gremiales ya que (según censos oficiales) si en 1916 se produjeron 80 huelgas con la participación de 24.321 huelguistas, hacia 1918 se produjeron 223 conflictos con la participación de 180.675 huelguistas.
Al comenzar 1919 encontramos a un movimiento obrero dividido en dos grandes centrales e infinidad de sindicatos autónomos. La última fracción se había producido en abril de 1915 en el IX Congreso de la FORA (Federación Obrera Regional Argentina), tras la discusión sobre la conveniencia de que la federación, recomiende y defienda una finalidad ideológica, sobre la estrategia de acción directa y la lucha político-parlamentaria. Los anarquistas ortodoxos forman entonces la FORA del V Congreso (ya que en este evento se había decidido incluir en la carta orgánica la necesidad de la finalidad del comunismo anárquico). El resto, que incluía a socialistas, sindicalistas puros y núcleos de anarquistas disidentes e influenciados por la reciente revolución rusa, como Bandera Roja, planteaban la neutralidad sindical (3) y conforman la FORA del IX Congreso.
Semana del 7 al 13 de Enero. Los hechos.
Desde hacia un mes, los 2000 obreros de los Talleres Metalúrgicos Pedro Vasena (de capital argentino-británico) se encontraban en una dura huelga contra la patronal. Sus reivindicaciones y peticiones eran: aumentos de salarios, reducción de la jornada de 11 a 8 horas, descanso dominical y la reincorporación de los delegados despedidos desde el comienzo del conflicto.
El 7 de enero por la tarde se dirigían varias chatas (camionetas (N. de E.)) con materia prima a la planta de Vasena, ubicada en Pepirí y Santo Domingo en el populoso barrio de Pompeya, conducidas por carneros contratados por el sindicalismo amarillo católico de la Asociación del Trabajo y rodeados por un cordón policial que les servía de escudo. Al llegar a las calles Pepirí y Alcorta son detenidos pacíficamente por un piquete de huelguistas. Al no detenerse, los obreros, que estaban acompañados por mujeres y niños, comenzaron a tirarles piedras. En ese momento la policía que hacía de custodia cargo contra los manifestantes, librándose un combate desigual por casi dos horas. Cuándo terminó el choque se pudo observar la tragedia; sobre el pavimento estaban los cuerpos de cuatro obreros muertos y más de treinta heridos, algunos de los cuales fallecieron horas después.
Fue la gota que rebalsó un vaso demasiado cargado de humillaciones y represión. El mismo día 7 la Sociedad de Resistencia Metalúrgica y los obreros marítimos fue la huelga total. El día 8, en la reunión de su Consejo Federal, la FORA anarquista declaro para el otro día la huelga general activa con actos relámpagos y piquetes de trabajadores para asegurar el total acatamiento de la medida y acompañar los féretros de los compañeros asesinados por la policía.
La FORA del IX, tras algunas dudas también llamo al paro pero sin actividades agitativas. El día 9 la ciudad amaneció paralizada y, sobretodo los barrios populares del sur, virtualmente tomada por los grupos de huelguistas organizados en torno a sus sindicatos, a los que se les sumaban espontáneamente cientos de hombres mujeres y niños.
En las puertas de la fábrica Vasena y en las calles adyacentes los obreros bloquearon la entrada y salida, y levantaron decenas de barricadas. En el interior de la empresa permanecieron encerrados varios miembros del directorio, del sindicato amarillo y delegados de la FORA IX que estaban negociando algún tipo de acuerdo con la patronal. A las 15 partió desde el barrio de Pompeya el cortejo fúnebre de los obreros asesinados el día 7, compuesto por más de 15.000 personas. A la vanguardia marchaba un grupo de militantes que actuarían como autodefensa.
Tres horas más tarde el cortejo llego al cementerio de Chacarita. Detrás de los muros se encontraban agazapados policías y bomberos fuertemente armados, que comenzaron a disparar contra la multitud. La estampida fue tremenda y la desesperación se apoderó de los manifestantes. Sólo el grupo de autodefensa, más algún otro obrero que había llevado su revólver, se plantaron, rodilla al piso, intentando defender a sus compañeros. La provocación fascista de la policía terminó en tragedia. Los diarios burgueses hablaron de 12 muertos. Los sindicatos y la prensa obrera calculó que fueron alrededor de 50 los asesinados.
Cuando se difundió la noticia se desató la furia popular. Varios grupos de trabajadores comenzaron a disparar a trenes, grandes comercios, comisarías y a asaltar armerías. Esa noche el presidente Irigoyen dio una orden histórica y despiadada: por primera vez el Ejercito, a las ordenes del Gral. Dellapiane, sería el que reprimiría al pueblo.
Durante la noche se produjeron decenas de enfrentamientos contra la policía. Ya no como respuesta a la represión sino con un alto espíritu ofensivo, llegando incluso a atacar diversas comisarías, recuperar armas cortas y largas y liberar detenidos.
La huelga general, con la FORA V y los grupos anarquistas como vanguardia, había evolucionado en claras situaciones insurreccionales, aunque se notaba la falta de un plan integral y una estrategia clara y que posibilite la incorporación de un número mayor de trabajadores al enfrentamiento.
Durante el día 10 la huelga se mantuvo total y continuaron los enfrentamientos y la generalización de barricadas. Pero dos elementos se incorporan a la dinámica de la lucha. Por un lado, el Gobierno convocó y comenzó a negociar con la FORA IX (reformista (4)) el levantamiento de la huelga y presiono asimismo a Pedro Vasena para que acepte algunas de las reivindicaciones obreras. Por otro lado, se focalizó e intensificó la represión militar contra la FORA anarquista. Quebrando la unidad y la moral del pueblo.
En esos momentos es que hizo su aparición la Liga Patriótica. En efecto, un grupo de “ciudadanos defensores del orden”, formado por militares, empresarios y “niños bien” de La Recoleta, con la bendición de la Iglesia, la vista gorda del gobierno y conducidos por el político conservador Manuel Carlés y el almirante Domeq, se reunieron en el centro Naval y se armaron (facilitado por la policía) para restablecer “la paz”. Este grupo terrorista y fascista se lanzó a verdaderos pogrom (persecuciones contra judíos en Rusia y otras partes del mundo (N. de E)) contra cuanto “judío y maximalista” encontraban, golpearon, asesinaron o entregaron a la policía a cientos de militantes y obreros, quemaron locales y periódicos sindicales, saquearon e incendiaron bibliotecas e imprentas.
En medio de la represión militar y derechista, la FORA IX (reformista) declaró el levantamiento de la huelga, quebrando la unidad de acción práctica y callejera que se había formado entre las dos centrales. El día 11, de todas maneras, la mayoría de la base de la FORA IX no acató la consigna y no concurrió a trabajar. Hasta el día 13 la FORA V mantuvo la huelga, bajo condiciones sumamente angustiantes y en medio de la feroz represión militar y fascista. Con el Consejo Federal, casi todo el Comité de Huelga y más de 20.000 personas detenidas durante los días 10, 11, 12, la moral combativa y unitaria seriamente dañadas y los más de 500 luchadores asesinados. Será una derrota táctica significativa, pero con grandes enseñanzas estratégicas de experiencia y acumulación popular.
Epílogo.
La semana de enero... se adscribe dentro de las grandes gestas y luchas del movimiento obrero y popular en nuestro país. Como la lucha por las ocho horas, la semana roja, la huelga de los inquilinos en 1907, las luchas por los presos políticos como Radowitzky, la Patagonia Trágica... (...) y cientos de pequeñas y grandes luchas de nuestro pueblo.
(...) se presentan características y circunstancias inéditas hasta ese momento en la lucha de clases en nuestro país. Por primera vez una huelga general evoluciona en un intento de insurrección popular que por momentos se torna ofensiva, con una especie de guerrilla urbana: rudimentaria, poco preparada y pecando de espontaneísta y de la falta de un claro plan de acción, pero con una numerosa participación y consenso popular, pasando de un conflicto reivindicativo a consignas y acciones de forma y fondo. Claramente anticapitalistas.
También por primera vez. El Ejército, con el agravante de estar bajo un gobierno democrático, reprime manifestaciones obreras, y da comienzo a una historia de represión popular e intervención en la vida política Argentina...
Y como otra novedad, encontramos la aparición de una banda terrorista de derecha (la Liga Patriótica) dedicada a perseguir y asesinar, como auxiliar de las fuerzas de seguridad, a la militancia de izquierda, obrera y popular. Será un negro anticipo de la Legión Cívica en los años 30 y, ya en los 70, de la Triple A de López Rega y el Comisario Villar, de los Comandos Libertadores de América en Córdoba y de los grupos de tareas durante la represión de la dictadura.
BIBLIOGRAFIA:
-Los trabajadores de José Panertier.
-La Semana Trágica de Julio Godio.
-La FORA en el Movimiento Obrero de Antonio López.
-El Movimiento Sindical Argentino. Tomo II de Sebastián Marotta.
-Vida Obrera en la Argentina de Julio Malud.
Periódico En la Calle, Edición 34, enero – febrero de 2001.
NOTAS:
(1) El “cuello de botella” que fue generando la reducida participación en elecciones (mantenida por los gobiernos oligarcas conservadores, que pretendían mantener el poder político en un reducido grupo) y el surgimiento de cada vez mayores alternativas radicales de la clase obrera, intentó ser modificada por la Ley Electoral de 1912 que amplió el sufragio sólo a los habitantes nacidos en la Argentina. Esto produjo la irrupción de los sectores medios que se identificaban con el radicalismo, pero siguió marginando a los inmigrantes (italianos y españoles en su mayoría), los cuales engrosaban las filas del proletariado nacional, lo que por ende, se puede traducir claramente como una discriminación de clase. Nota del Editor, en adelante: N. de E.
(2) Durante este período se registro el índice más bajo del salario real entre 1900 y 1940 y cabe destacar que el obrero argentino de aquellos años vivía en peores condiciones que un obrero británico en plenos años de guerra. Ver: E. Bilsky. La Semana Trágica. Centro Editor de América Latina. Buenos Aires. Argentina. 1984. Pág. 35. N. de E.
(3) Cuando se habla de “neutralidad sindical”, se refiere a la práctica del sindicalismo revolucionario y de los anarcosindicalistas, la cual buscaba la “prescindencia política” de los sindicatos o mejor dicho el apoliticismo o una posición antipolítica. Formula que buscaba evitar que los sindicatos se inmiscuyeran en la lucha política electoral apoyando a algún partido. Pero esta autonomía, también les impedía pronunciarse y comprometerse con temas o problemas del momento, desligando así a los explotados de una real intervención en todos los problemas que afectan al país, favoreciendo o dejando rienda suelta para que la burguesía haga de las suyas. N. de E.
(4) En el texto se denomina a la FORA IX “reformista”, por el vuelco que tiene a partir de la segunda década del siglo, la cual busca impedir la generalización de los conflictos y a través de la neutralidad sindical, sustituye la acción directa de masas para la obtención de conquistas, por la utilización de la mesa de negociaciones y en especial con el presidente Irigoyen como mediador de conflictos. N. de E.
Este año se conmemoran 92 años de la denominada Semana de Enero o Semana Trágica, la que se desarrolló a partir de una serie de sucesos que provocaron el primer gran levantamiento de la clase obrera trasandina, una clase que por esos años olía a pólvora y que en el transcurso de su experiencia histórica nos entrega muchos elementos para la reflexión y para orientar nuestra lucha contra el Estado y el capital.
Así como apuntamos a homenajear a los cerca de 2.000 trabajadores asesinados entre el 7 y 17 de enero de1919, también pretendemos, al recoger este análisis, nutrir nuestra experiencia, a través de la reflexión básica que nos plantea el tema de la organización política, su disciplina (no automática, más bien reflexiva, voluntaria y que apunte al bien común orgánico) y su táctica, ya que como plantea Bakunin: “el problema no estriba en saber si –el pueblo- puede sublevarse, sino sí es capaz de construir una organización que le proporcione los medios de llegar a un fin victorioso. No a una victoria fortuita, sino que a un triunfo prolongado, definitivo”.
leer más
Pensando en como Malatesta dividió la discusión sobre este tema, es que planteamos una problemática que dejaremos abierta, pero que prontamente se pretende retomar, ya que nos urge hacernos cargo y aportar en el camino de la construcción del movimiento libertario internacional y de un mundo socialista y libertario: "La organización en general y como principio y condición de la vida social hoy en día y en una sociedad futura; la organización del movimiento anarquista y la organización de las fuerzas populares y, especialmente, de las masas obreras para resistir al gobierno y al capitalismo".
Para finalizar, queremos mencionar que fue indagando en los periódicos publicados por los compañeros de la Organización Socialista Libertaria (OSL-CAIN), grupo especifico Anarco Comunista, donde encontramos en la Edición 34, de enero – febrero de 2001, el texto que presentamos a continuación.
Edición por Horacio Vergara Tello.
Documento Histórico
Publicado por OSL-CAIN en su periódico En la Calle.
“A 92 años de la Semana Trágica.
Los crímenes de una clase, la vigencia de una lucha”.
La Argentina de 1919. Sindicatos y lucha de clases
Hacia 1919 la Argentina aún conservaba una estructura socioeconómica eminentemente dependiente de las grandes potencias, especialmente Gran Bretaña, sobre una base oligárquica y agrícola-ganadera, exportadora de materias primas. No obstante, durante la Primera Gran Guerra de 1914, se produjo un interés de los inversores extranjeros en el país, lo que trajo la instalación de industrias livianas, la mayoría de ellas pequeños talleres con pocos empleados.
Hacia 1917-18, ya bajo el primer gobierno radical de Hipólito Irigoyen (a la postre, ganando las primeras elecciones realizadas sin fraude (1)) las condiciones de vida de la clase trabajadora sufrieron una fuerte caída, con una baja de salarios de entre el 16% y el 21% (2), una fuerte suba de los alquileres populares y del consumo básico.
Todo esto, fogoneado por una experiencia de casi 50 años de activismo sindical, con organizaciones obreras poderosas y radicalizadas, dio como sumatoria un cóctel de tensión y enfrentamiento clasista nunca visto. De esa manera aumentaron notablemente los conflictos gremiales ya que (según censos oficiales) si en 1916 se produjeron 80 huelgas con la participación de 24.321 huelguistas, hacia 1918 se produjeron 223 conflictos con la participación de 180.675 huelguistas.
Al comenzar 1919 encontramos a un movimiento obrero dividido en dos grandes centrales e infinidad de sindicatos autónomos. La última fracción se había producido en abril de 1915 en el IX Congreso de la FORA (Federación Obrera Regional Argentina), tras la discusión sobre la conveniencia de que la federación, recomiende y defienda una finalidad ideológica, sobre la estrategia de acción directa y la lucha político-parlamentaria. Los anarquistas ortodoxos forman entonces la FORA del V Congreso (ya que en este evento se había decidido incluir en la carta orgánica la necesidad de la finalidad del comunismo anárquico). El resto, que incluía a socialistas, sindicalistas puros y núcleos de anarquistas disidentes e influenciados por la reciente revolución rusa, como Bandera Roja, planteaban la neutralidad sindical (3) y conforman la FORA del IX Congreso.
Semana del 7 al 13 de Enero. Los hechos.
Desde hacia un mes, los 2000 obreros de los Talleres Metalúrgicos Pedro Vasena (de capital argentino-británico) se encontraban en una dura huelga contra la patronal. Sus reivindicaciones y peticiones eran: aumentos de salarios, reducción de la jornada de 11 a 8 horas, descanso dominical y la reincorporación de los delegados despedidos desde el comienzo del conflicto.
El 7 de enero por la tarde se dirigían varias chatas (camionetas (N. de E.)) con materia prima a la planta de Vasena, ubicada en Pepirí y Santo Domingo en el populoso barrio de Pompeya, conducidas por carneros contratados por el sindicalismo amarillo católico de la Asociación del Trabajo y rodeados por un cordón policial que les servía de escudo. Al llegar a las calles Pepirí y Alcorta son detenidos pacíficamente por un piquete de huelguistas. Al no detenerse, los obreros, que estaban acompañados por mujeres y niños, comenzaron a tirarles piedras. En ese momento la policía que hacía de custodia cargo contra los manifestantes, librándose un combate desigual por casi dos horas. Cuándo terminó el choque se pudo observar la tragedia; sobre el pavimento estaban los cuerpos de cuatro obreros muertos y más de treinta heridos, algunos de los cuales fallecieron horas después.
Fue la gota que rebalsó un vaso demasiado cargado de humillaciones y represión. El mismo día 7 la Sociedad de Resistencia Metalúrgica y los obreros marítimos fue la huelga total. El día 8, en la reunión de su Consejo Federal, la FORA anarquista declaro para el otro día la huelga general activa con actos relámpagos y piquetes de trabajadores para asegurar el total acatamiento de la medida y acompañar los féretros de los compañeros asesinados por la policía.
La FORA del IX, tras algunas dudas también llamo al paro pero sin actividades agitativas. El día 9 la ciudad amaneció paralizada y, sobretodo los barrios populares del sur, virtualmente tomada por los grupos de huelguistas organizados en torno a sus sindicatos, a los que se les sumaban espontáneamente cientos de hombres mujeres y niños.
En las puertas de la fábrica Vasena y en las calles adyacentes los obreros bloquearon la entrada y salida, y levantaron decenas de barricadas. En el interior de la empresa permanecieron encerrados varios miembros del directorio, del sindicato amarillo y delegados de la FORA IX que estaban negociando algún tipo de acuerdo con la patronal. A las 15 partió desde el barrio de Pompeya el cortejo fúnebre de los obreros asesinados el día 7, compuesto por más de 15.000 personas. A la vanguardia marchaba un grupo de militantes que actuarían como autodefensa.
Tres horas más tarde el cortejo llego al cementerio de Chacarita. Detrás de los muros se encontraban agazapados policías y bomberos fuertemente armados, que comenzaron a disparar contra la multitud. La estampida fue tremenda y la desesperación se apoderó de los manifestantes. Sólo el grupo de autodefensa, más algún otro obrero que había llevado su revólver, se plantaron, rodilla al piso, intentando defender a sus compañeros. La provocación fascista de la policía terminó en tragedia. Los diarios burgueses hablaron de 12 muertos. Los sindicatos y la prensa obrera calculó que fueron alrededor de 50 los asesinados.
Cuando se difundió la noticia se desató la furia popular. Varios grupos de trabajadores comenzaron a disparar a trenes, grandes comercios, comisarías y a asaltar armerías. Esa noche el presidente Irigoyen dio una orden histórica y despiadada: por primera vez el Ejercito, a las ordenes del Gral. Dellapiane, sería el que reprimiría al pueblo.
Durante la noche se produjeron decenas de enfrentamientos contra la policía. Ya no como respuesta a la represión sino con un alto espíritu ofensivo, llegando incluso a atacar diversas comisarías, recuperar armas cortas y largas y liberar detenidos.
La huelga general, con la FORA V y los grupos anarquistas como vanguardia, había evolucionado en claras situaciones insurreccionales, aunque se notaba la falta de un plan integral y una estrategia clara y que posibilite la incorporación de un número mayor de trabajadores al enfrentamiento.
Durante el día 10 la huelga se mantuvo total y continuaron los enfrentamientos y la generalización de barricadas. Pero dos elementos se incorporan a la dinámica de la lucha. Por un lado, el Gobierno convocó y comenzó a negociar con la FORA IX (reformista (4)) el levantamiento de la huelga y presiono asimismo a Pedro Vasena para que acepte algunas de las reivindicaciones obreras. Por otro lado, se focalizó e intensificó la represión militar contra la FORA anarquista. Quebrando la unidad y la moral del pueblo.
En esos momentos es que hizo su aparición la Liga Patriótica. En efecto, un grupo de “ciudadanos defensores del orden”, formado por militares, empresarios y “niños bien” de La Recoleta, con la bendición de la Iglesia, la vista gorda del gobierno y conducidos por el político conservador Manuel Carlés y el almirante Domeq, se reunieron en el centro Naval y se armaron (facilitado por la policía) para restablecer “la paz”. Este grupo terrorista y fascista se lanzó a verdaderos pogrom (persecuciones contra judíos en Rusia y otras partes del mundo (N. de E)) contra cuanto “judío y maximalista” encontraban, golpearon, asesinaron o entregaron a la policía a cientos de militantes y obreros, quemaron locales y periódicos sindicales, saquearon e incendiaron bibliotecas e imprentas.
En medio de la represión militar y derechista, la FORA IX (reformista) declaró el levantamiento de la huelga, quebrando la unidad de acción práctica y callejera que se había formado entre las dos centrales. El día 11, de todas maneras, la mayoría de la base de la FORA IX no acató la consigna y no concurrió a trabajar. Hasta el día 13 la FORA V mantuvo la huelga, bajo condiciones sumamente angustiantes y en medio de la feroz represión militar y fascista. Con el Consejo Federal, casi todo el Comité de Huelga y más de 20.000 personas detenidas durante los días 10, 11, 12, la moral combativa y unitaria seriamente dañadas y los más de 500 luchadores asesinados. Será una derrota táctica significativa, pero con grandes enseñanzas estratégicas de experiencia y acumulación popular.
Epílogo.
La semana de enero... se adscribe dentro de las grandes gestas y luchas del movimiento obrero y popular en nuestro país. Como la lucha por las ocho horas, la semana roja, la huelga de los inquilinos en 1907, las luchas por los presos políticos como Radowitzky, la Patagonia Trágica... (...) y cientos de pequeñas y grandes luchas de nuestro pueblo.
(...) se presentan características y circunstancias inéditas hasta ese momento en la lucha de clases en nuestro país. Por primera vez una huelga general evoluciona en un intento de insurrección popular que por momentos se torna ofensiva, con una especie de guerrilla urbana: rudimentaria, poco preparada y pecando de espontaneísta y de la falta de un claro plan de acción, pero con una numerosa participación y consenso popular, pasando de un conflicto reivindicativo a consignas y acciones de forma y fondo. Claramente anticapitalistas.
También por primera vez. El Ejército, con el agravante de estar bajo un gobierno democrático, reprime manifestaciones obreras, y da comienzo a una historia de represión popular e intervención en la vida política Argentina...
Y como otra novedad, encontramos la aparición de una banda terrorista de derecha (la Liga Patriótica) dedicada a perseguir y asesinar, como auxiliar de las fuerzas de seguridad, a la militancia de izquierda, obrera y popular. Será un negro anticipo de la Legión Cívica en los años 30 y, ya en los 70, de la Triple A de López Rega y el Comisario Villar, de los Comandos Libertadores de América en Córdoba y de los grupos de tareas durante la represión de la dictadura.
BIBLIOGRAFIA:
-Los trabajadores de José Panertier.
-La Semana Trágica de Julio Godio.
-La FORA en el Movimiento Obrero de Antonio López.
-El Movimiento Sindical Argentino. Tomo II de Sebastián Marotta.
-Vida Obrera en la Argentina de Julio Malud.
Periódico En la Calle, Edición 34, enero – febrero de 2001.
NOTAS:
(1) El “cuello de botella” que fue generando la reducida participación en elecciones (mantenida por los gobiernos oligarcas conservadores, que pretendían mantener el poder político en un reducido grupo) y el surgimiento de cada vez mayores alternativas radicales de la clase obrera, intentó ser modificada por la Ley Electoral de 1912 que amplió el sufragio sólo a los habitantes nacidos en la Argentina. Esto produjo la irrupción de los sectores medios que se identificaban con el radicalismo, pero siguió marginando a los inmigrantes (italianos y españoles en su mayoría), los cuales engrosaban las filas del proletariado nacional, lo que por ende, se puede traducir claramente como una discriminación de clase. Nota del Editor, en adelante: N. de E.
(2) Durante este período se registro el índice más bajo del salario real entre 1900 y 1940 y cabe destacar que el obrero argentino de aquellos años vivía en peores condiciones que un obrero británico en plenos años de guerra. Ver: E. Bilsky. La Semana Trágica. Centro Editor de América Latina. Buenos Aires. Argentina. 1984. Pág. 35. N. de E.
(3) Cuando se habla de “neutralidad sindical”, se refiere a la práctica del sindicalismo revolucionario y de los anarcosindicalistas, la cual buscaba la “prescindencia política” de los sindicatos o mejor dicho el apoliticismo o una posición antipolítica. Formula que buscaba evitar que los sindicatos se inmiscuyeran en la lucha política electoral apoyando a algún partido. Pero esta autonomía, también les impedía pronunciarse y comprometerse con temas o problemas del momento, desligando así a los explotados de una real intervención en todos los problemas que afectan al país, favoreciendo o dejando rienda suelta para que la burguesía haga de las suyas. N. de E.
(4) En el texto se denomina a la FORA IX “reformista”, por el vuelco que tiene a partir de la segunda década del siglo, la cual busca impedir la generalización de los conflictos y a través de la neutralidad sindical, sustituye la acción directa de masas para la obtención de conquistas, por la utilización de la mesa de negociaciones y en especial con el presidente Irigoyen como mediador de conflictos. N. de E.
No hay comentarios:
Publicar un comentario