A lo largo del país y a partir del 14 de enero, numerosos comités de salvaguardia de la revolución se han ido constituyendo en muchas localidades. Con variedad de formas, de constitución, de funciones.
Las instituciones municipales han sido barridas prácticamente en todo Túnez, creándose estructuras provisionales de gestión de los ayuntamientos. La forma y la composición de estas instituciones locales provisionales dependen de la correlación de fuerzas en cada localidad: en unos casos, se han creado a partir de las propuestas de los comités de salvaguardia de la revolución, en otros, ligados a los antiguos caciques locales.
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El comité de salvaguardia de la revolución de Bizerta
Bizerta es una ciudad de 200.000 habitantes (la provincia tiene 700.000), situada en la costa mediterránea a 66 kms. al noroeste de Túnez capital
En la casa de la cultura, hoy gestionada por el comité de salvaguardia de la revolución, nos esperan unas 25 personas, en gran parte mujeres, para intercambiar experiencias e ideas con nosotr@s.
El comité de Bizerta tiene un carácter asambleario abierto. Entre 500 y 1000 personas acuden a las asambleas que es donde se toman las decisiones. Después, el comité se encarga de aplicarlas. La participación se da como personas, no como representantes de partidos y sindicatos. La fuerza principal es la Unión de diplomad@s en paro que han organizado más de 10 secciones en la provincia, además de la de Bizerta. Abogadas, profesores, sindicalistas, jóvenes participan en la gestión provisional de la ciudad. En asamblea se ha elegido a 25 personas para el Consejo Municipal, lista que se ha presentado al gobernador de la provincia.
Se trata de fomentar la participación y la democracia directa. Cada persona tiene derecho a su voto en la asamblea, se pretende defender los intereses comunes por encima de intereses partidistas. Y de participar en lo cotidiano. Se sitúa en una lógica de contrapoder y de autoorganización social en construcción.
Una gran tarea por delante
Debatimos sobre la falta de experiencia en asumir tantas responsabilidades, en la necesidad de formación y de cooperación. Por un lado, está el continuar el proceso de disolución de todo el aparato represivo de la dictadura. Nos hablan del ejemplo de Le Kef, ciudad donde el comité de salvaguardia de la revolución ha editado un dossier con la foto de todos los corruptos e implicados en la represión. Pero también de la parcialidad de la justicia y del gobierno que ha puesto en libertad a los policías y corruptos que el pueblo había entregado a la justicia.
Por otro, abordar un proceso de construcción de una nueva sociedad que lleve una lucha consecuente contra el paro, que defienda los derechos humanos, que plantee unos nuevos criterios económicos y políticos y que potencie una cooperación sólida entre l@s trabajadores y la población.
Cierre de empresas
Más de 4.500 trabajadores del metal de Merzel Burguiba, en la provincia de Bizerta, se encuentran en huelga ante la amenaza de cierre patronal. La patronal responde con despidos y deslocalizaciones a la creación del sindicato en las empresas y a la situación de movilización y participación de los trabajadores. Los astilleros han sido la industria tradicional de la zona. Los empresarios ven amenazados sus beneficios y pretenden trasladarse a otros países o esperar mejores tiempos y que la marea revolucionaria amaine.
El apoyo mutuo, una necesidad
Los compañeros de Bizerta nos dicen: «Ha habido una insurrección en Túnez, ahora hace falta la revolución”. Y para ello, necesitan ayuda: difusión, información, formación, apoyos de todo tipo.
En el debate surgió la propuesta de hermanamiento de algún ente europeo (federación, sindicato, asociación...) con el comité de salvaguardia de la revolución con el compromiso de mantener una continua relación de información y difusión de las actividades y necesidades del comité, así como la práctica del apoyo mutuo.
Una vez finalizado el debate, pasamos por al antiguo local de la policía política que fue quemado por la población. Ahí está expresada la fuerza del pueblo contra la dictadura. Pero ahora queda lo más difícil: conseguir que ese cambio no se quede en conquistas puramente formales y en fachadas nuevas recién pintadas, sino que los cambios signifiquen una transformación real y profunda de esta sociedad.
En ese camino, nuestra implicación y nuestro apoyo es necesario. ¿Cómo? Siguiendo con interés la realidad de lo que ocurre en Túnez, participando en la campaña por la absolución de la deuda externa tunecina, en los hermanamientos con los comités de salvaguardia de la revolución, con la solidaridad y apoyo a las luchas de los trabajadores, de los parados y del pueblo tunecino. Pero también, con nuestra lucha aquí, combatiendo a nuestros gobiernos y multinacionales, cómplices de Ben Ali y que mantienen una visión neocolonial y de dependencia de los países del norte de África como patio trasero de la Unión Europea.
Solidaridad y apoyo mutuo con el pueblo tunecino.
Fuente:http://www.anarkismo.net/article/19353
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