El pueblo tomó la palabra y
se movilizó por una salud digna para el archipiélago
El conflicto que se mediatizó a partir del corte de la
Ruta 5 en la madrugada del lunes 27 de mayo en la comuna de Quellón -en la
parte sur de la Isla Grande-, era algo que se veía venir. Las reivindicaciones levantadas
en el petitorio de la Asamblea Social son elementales para el funcionamiento
básico de su hospital. Pero lo que
detonó y masificó rápidamente las demandas fue el fallecimiento de dos
pobladoras: Carola Concha y Verónica Cosme; razón por la cual el movimiento
social convocó a todos los actores locales, incluyendo al concejo municipal,
quienes se tuvieron que hacer parte de la Asamblea como un grupo más.
Fue el despertar de la comuna de Quellón, organizada y
movilizada en un paro comunal
convocado tanto por la Asamblea Social como por el propio municipio de esa
ciudad, quienes posicionaron mediática y socialmente una demanda conocida por
cada uno de los habitantes de estas
islas como un problema urgente, y que cada mes que pasa cobra más y más víctimas,
pues si bien se conocen las carencias y las precariedades en el cual se
encuentra la salud en este país, esa misma crisis se incrementa en las zonas
denominadas aisladas por la mirada centralista con que gobierna el Estado y sus
paupérrimas políticas de seguridad social enfocadas por territorio.
Es así, como a 4 días de iniciado el corte de
carretera, el mismísimo ministro de
Salud vino a intentar resolver a Quellón, con la premura de que las
movilizaciones sociales no se propagaran por el resto de las diez comunas del
archipiélago. Mañalich aterrizó en Chiloé, con un paquete de ofrecimientos
sorpresa y varios recursos que tendrán distintos caminos legales para poder
resolver las carencias hospitalarias de la comuna de Quellón. En tiempo record
se negoció el petitorio de la Asamblea Social y el ministro voló de vuelta a
Santiago con el acuerdo de resolver a la brevedad algunas urgencias, mientras
que la comunidad organizada se comprometió a levantar el corte de ruta que tenía
parado el tránsito del principal puerto con movimiento de salmones en nuestro
país, precisamente Quellón.
Por otro lado, lo que ocurrió en la parte sur de la
Isla Grande fue importante para que se organizaran en solidaridad varias de las
otras comunas del archipiélago, donde comenzaron a auto-convocarse las
comunidades en “Asambleas Sociales por una Salud Digna” para el Archipiélago,
levantando diagnósticos locales y petitorios comunales para llegar a un
petitorio provincial con respecto a la salud.
La organización del resto del archipiélago, desde el
mismo día 27 de mayo por la tarde, se sustentó en varias experiencias de
encuentro y discusión que se han venido dando en Chiloé desde el año 2011, pero
que se profundiza rápidamente este 2013, posicionando este año como uno muy fructífero
para los pueblos organizados de esta zona, que le dan el marco al llamado
despertar del archipiélago. En primer lugar, las movilizaciones estudiantiles
del 2011 dejaron a varios estudiantes organizados y los que emigraron a
estudiar a las diferentes casas de estudio universitario y técnico, aportaron
lo suyo organizando a las comunidades chilotas residentes desde Valparaíso a
Puerto Montt. También el espacio creado este 2013, “Encuentro Pensar Chiloé”,
que reúne a una serie de organizaciones comunitarias y autónomas del
archipiélago, incluyendo a comunidades williche, trabajadores, pobladores,
estudiantes y comités de defensa territorial, es un ejemplo de como avanza la
coordinación desde abajo. De la misma manera, es muy relevante la experiencia
de las comunidades williche, quienes convocaron a un II Congreso de Pueblos
Originarios de Chiloé en el mes de abril de 2013 y que, al igual que el “Pensar
Chiloé” llegaron a las mismas conclusiones de cuales son las necesidades del
archipiélago: autonomía comunitaria, defensa territorial, profundización del
pensamiento descolonizado y dignidad para Chiloé; todas cuestiones que no pasan
por construir mega-proyectos de infraestructura como el puente sobre el Canal
de Chacao o los parques eólicos en algún lugar de la isla, asumidas
públicamente, entre muchas organizaciones, por la CUT provincial. Queda claro
que Chiloé se cansó de la postergación y de la mirada colonizadora que viene
incluida en cada política pública que se diseña para la región, donde la
comunidad no tiene soberanía para manejar información y tomar decisiones
autónomas, convocándose para avanzar en construir un proceso económico,
político y social propio del territorio y de acuerdo con su historia, su
ambiente y la cosmovisión de sus comunidades.
Por último, en la actualidad se están organizando
diferentes espacios de encuentro y comunicación entre las diferentes
expresiones de poder comunitario en Chiloé, ya sea tanto para participar en el
espacio ganado por las movilizaciones en una mesa de trabajo con el Ministerio
de Salud, que incluye a las Asambleas Sociales a la par de los Municipios de la
provincia, como para coordinar posiciones sociales sobre las diferentes
problemáticas que tiene el archipiélago en su conjunto, entre las cuales
encontramos la salud, la educación, la conectividad entre islas, el trabajo
comunitario desplazado por la industria, la contaminación de su medio ambiente,
la privatización del mar y borde costero austral, la insustentabilidad social y
ambiental de la salmonicultura, los mega-proyectos energéticos eólicos, el
colonialismo cultural, los malos caminos, la falta de agua dulce a partir de la
extracción de los pomponales y de la
tala indiscriminada del bosque nativo, y los problemas territoriales de mar y
tierra de los pueblos originarios e insulares.
En este sentido, la movilización por salud digna para
el archipiélago continúa, la coordinación comunitaria permanece en estado de
movilización, y ya se está proyectando la defensa de los petitorios locales de
las asambleas para solucionar definitivamente y por distintos caminos legales
las carencias de salud de Chiloé, el cual fue un acuerdo social que se tomó a
partir de la reunión de los alcaldes de Chiloé en el Ministerio de Salud el día
viernes 7 de julio pasado. Además, las juventudes chilotas en el continente se
comienzan a organizar para pensar nuestra tierra desde su formación y
experiencia.
De esta manera la mitología de vivir en un lugar
prístino, donde dan ganas de salir a mojarse en una lluvia copiosa y poética,
con olor a musgo entre sonidos de acordeón, o sentirse gustoso alrededor de la
cocina chilota tomándose un mate, se va
perdiendo en cada camión salmonero que pasa, en cada flotador arrojado en la
playa como basura por algún cultivo de choritos
o en cada muerto que se produce por contar con un sistema de salud deficiente y
en crisis profunda hace muchos años. Sin embargo, hoy la realidad se vuelve más
fuerte que nunca y golpea a los hermanos y hermanas que no defendieron en su
tiempo el territorio, que permitieron que Chiloé se convirtiera en basural de
la industria del salmón o de las políticas enajenadoras de fomento agrícola y
forestal, entremezclándose mitología y realidad en la isla. Por ahora, lo único
que tenemos como certeza es que Chiloé se reafirma como un territorio de
pueblos humildes y despiertos, luchadores de la vida y con los pies descalzos bien
puestos sobre la tierra.
Publicado en el número de julio del periódico libertario "Solidaridad"
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