jueves, 1 de agosto de 2013

Renca: Centro cultural y educacional "La Nueva Escuela"

Construyendo educación alternativa y compromiso social

Hace más o menos una década un grupo de pobladores y pobladoras, estudiantes y profesionales, de la comuna de Renca (ubicada al norte del gran Santiago) y también de otros lugares, tuvo la idea de hacer suyo un espacio abandonado y crear poquito a poco, un proyecto educativo alternativo, popular y autogestionado. 

Muchos pobladores y pobladoras de la comuna asistieron a las clases, frecuentaron más de un taller y aprendieron que el conocimiento se comparte y construye en comunidad. Hostigados por un Municipio tradicionalmente de ultraderecha, asistencialista y clientelista, donde aún son comunes prácticas del período de la Dictadura (matonaje, golpizas, amenazas, etc.) resistieron varios embates judiciales y represivos, injurias y malos ratos, hasta el día en el cual finalmente fueron desalojados y aplastados, literalmente, terminando con años de esfuerzo colectivo. 

Sin embargo, a pesar de la destrucción del espacio y la pena e impotencia que esto provocó, también los corazones se llenaron de satisfacción y alegría al ver como la población completa salió a la calle a defender su escuela, apoyados, además, por decenas de compañeras y compañeros de otras organizaciones populares de la comuna que no dudaron en ejercer la solidaridad en aquellos duros días. 

Hoy el proyecto continúa, pero en otro lugar, debido a discrepancias con el uso y abuso de algunos que encontraron un nicho fértil en ese espacio. Actualmente, en la intersección de José Miguel Infante con Calle 5, en lo que fuera hace más de 12 años una panadería, y hasta sólo hace medio año atrás una casa okupa, las porfiadas y porfiados compañeros de la “Nueva Escuela” han vuelto a la carga, con más ganas y sueños que antes. De esta interesante experiencia comunitaria, conversamos con Claudio y Ángelo, dos miembros del grupo que da vida al espacio.



¿Cuándo y cómo nace la idea de crear la “Nueva Escuela”?

Hace alrededor de 10 años, a un grupo de personas con ideas políticas, en medio de una “convivencia”, se les ocurre la idea de crear un proyecto político de educación popular y alternativa, ya que se estaba viendo la posibilidad de que la gente de los sectores más marginados pudiese dar “exámenes libres”. De este modo, se pusieron a trabajar en él y lo llevaron a cabo.  En el lugar que eligieron había una escuela abandonada, que era propiedad de las y los pobladores, que en los 60’s habían comprado lotes de tierra para levantar su población. Con apoyo de la Junta de Vecinos, en una Asamblea Extraordinaria de pobladores se presentó el proyecto; a ellos les gustó y autorizaron a este grupo utilizar el terreno. En un principio sólo se hacían clases, después con el tiempo y los años, se empezaron a hacer talleres y más actividades culturales.

La nueva escuela tuvo muchos conflictos con el Municipio de Renca ¿Nos pueden contar un poco sobre eso? ¿Cómo vivieron el desalojo de finales del 2012?

En un principio a la alcaldesa Vicky Barahona no le molestaba el trabajo que se hacía ahí, e incluso mandó un par de cartas de felicitaciones, lo que entra en contradicción con lo que vino después que fue una verdadera obsesión por quitarnos el terreno, primero con la excusa de que se iba a construir un jardín infantil, cuando ya existe uno, que incluso tiene cupos de sobra y que por lo tanto no era una necesidad de la comunidad.  Cuando “La Nueva Escuela” comenzó a generar redes, realizar un trabajo más político y de denuncia en la comuna, la cosa cambió; la experiencia de organización, construcción de comunidad y consciencia que se estaba dando en la población  y en la comuna, en general, no le convenía a esta alcaldesa de derecha, que tiene un alcalde subrogante que es un ex CNI. Ahí nosotros pasamos a ser considerados sus enemigos. Desde el Municipio se entabló un lenguaje de descalificación y difamación hacia nosotros, llamándonos públicamente “comunistas”, “okupas”, “delincuentes”, “aprovechadores”, etc. Ellos no quieren que la comunidad se tome sus espacios, que los vecinos se empoderen, que tengan consciencia y se organicen.

Sumado a todo lo expuesto, la Municipalidad se atribuye ser la dueña del terreno, que es propiedad de pobladores y pobladoras, quienes provenían de varios lugares (Conchalí, Cerro Navia, Quinta Normal, etc.) que en los 60’s, como comités de vivienda,  compraron juntos lotes de tierra y armaron su población, con escuela, jardines, plazas, todo bien consensuado y puesto en los planos de entonces. Luego, en Dictadura todos los espacios comunitarios pasaron, en forma arbitraria, a ser terrenos municipales, aunque el registro recién haya sido escrito legalmente en el 2009.  Nosotros creemos que igual fue un error nuestro no tomarle nunca importancia al asunto legal y todo el papeleo que ello implica, porque quizás se podría haber evitado todo este abuso de la Municipalidad y que se adueñara de un espacio que pertenece por ética y derecho a la población, pero también le correspondía a la Junta de Vecinos esa gestión como representantes de los pobladores.

Las primeras cartas de desalojo y demandas empezaron a llegar el 2009 y eran dirigidas a tres personas específicas de nuestra organización, quienes eran parte de la directiva. Asimismo la Municipalidad envió cartas y comunicados públicos a los pobladores donde buscaban ponernos mal, claramente, señalando que éramos “cinco okupas” que nos habíamos tomado un espacio de las y los pobladores, que éramos delincuentes, que hacíamos actividades subversivas y otras difamaciones. Nosotros, a su vez, nos apoyamos en la comunidad, manteniendo a las y los vecinos informados, recolectando firmas de apoyo, haciendo permanentemente “puerta a puerta” y realizando asambleas periódicas con los vecinos. De este modo, el 2009, tras la amenaza de destruir el espacio, por parte del Municipio, nos tomamos el terreno donde funcionaba la escuela por cerca de 6 meses.  Además, durante ese período nos tomamos el Municipio, con un grupo de vecinos y el “Club de adultos mayores Otoño Florido”, y también nos fuimos en masa a pedir explicaciones a la Junji.

Así, siguió el hostigamiento, por tres largos años, mientras se seguía trabajando diariamente en las actividades propias de “La Nueva Escuela” (clases, talleres, atención en el policlínico) y, además nos coordinábamos con la Junta de Vecinos para seguir uniendo a las y los pobladores en la lucha por el terreno. Hasta que llegó, tal cual como en el ’73, el día menos pensado, el violento desalojo y destrucción del espacio, un día sábado 17 de noviembre del 2012, a las 7:00 de la mañana, con la irrupción de las Fuerzas Especiales de Carabineros. Apenas llegó la primera micro comenzó la movilización interna en la población y empezaron a llegar piños de gente de prácticamente toda la comuna de Renca a apoyarnos. Como a las 9:00 de la mañana se constituyó la jueza y dijo que ella se hacía presente para cumplir una ley, que era desalojar la escuela, no destruirla. La Municipalidad llevó engañados a los obreros que tenían que destruir la escuela, ya que les habían dicho que iban a realizar una remodelación y cuando se dieron cuenta de lo que tenían que hacer en realidad, tomaron sus cosas y se fueron, en medio de los aplausos que les daban las y los pobladores ahí reunidos. Los guardias también iban engañados, puesto que en la Municipalidad  les dijeron que iban a cubrir un “evento”. La Municipalidad quiso sorprendernos con este golpe un fin de semana, pero fueron ellos los sorprendidos, ya que nunca esperaron que hubiese tanta organización en la gente, hasta los abuelitos salieron a defender el espacio. Toda la gente que estudió en la escuela alguna vez estaba presente. Mucha otra gente también salió a la calle. Cuando entró la retroexcavadora municipal (la otra ya se había ido) y comenzó a demoler, la rabia en la gente comenzó a crecer y ahí empezó la pelea dura, que se extendió por cerca de 4 horas, hasta que los pacos tuvieron que retroceder. Las lacrimógenas eran lanzadas a las casas, al cuerpo de los pobladores y las fuerzas especiales se fueron cuando ya no tenían que tirarnos; lanzaron como 90 lacrimógenas. Frente a esto se armó una resistencia, se levantaron barricadas y continuaban llegando cabros de todas partes a apoyar. El objetivo de la Municipalidad era sacarnos del espacio, apostar sus guardias ahí y que todos nosotros nos fuéramos para la casa y chao. Luego que se fueron los pacos, entre toda la efervescencia que había fuimos a abrir la escuela, en medio de gritos de “el pueblo unido jamás será vencido”, botamos la reja, los guardias huyeron y retomamos el espacio, que sin embargo estaba en ruinas, con casi todo destruido.

¿Qué los llevó a trasladarse de la Población Cerro Colorado a San Genaro? ¿Cómo ha sido el proceso?

La verdad es que existían conflictos con algunas personas que habían sido antes de nuestra organización y que se habían retirado por divergencias con las formas de hacer y construir nuestro proyecto y que llegaron, supuestamente a apoyar, pero ya las diferencias se  habían hecho irreconciliables. Después del desalojo y de dos meses de convivencia en la toma, todo se comienza a agudizar y a traspasar también al plano más político, ya que este espacio, tan mediático en ese momento, despertó interés y deseos de figuración de muchos que nunca habíamos visto y de otros que buscaban un trampolín para intereses propios y partidarios, lo cual no estábamos dispuestos a permitir.  Así tomamos la decisión de irnos, sabiendo que “La Nueva Escuela” ya había cumplido su trabajo en ese sector y que, pese a la pena, podíamos construir en otro espacio y sembrar nuevas semillas. Luego de analizar algunas opciones optamos por recuperar un espacio que estaba desocupado y que había sido recientemente una casa okupa, la cual estaba nuevamente abandonada y unos amigos que habían estado en ese espacio nos invitaron a ocuparla. En medio de un bingo popular en una sede social, alguien plantea que existe ese dato, nos entusiasmamos y fijamos un día para ir a abrir la casa. Nos conseguimos las herramientas y a finales de febrero entramos y nos encontramos con un lugar en muy mal estado; enseguida empezamos a trabajar de lunes a lunes, desde la mañana hasta la madrugada, fines de semanas incluidos, para limpiar, pintar y arreglar el espacio.

¿Cómo han sido recibidos por los vecinos y vecinas? ¿Participan, preguntan y asisten?

A la semana de estar limpiando el espacio, realizamos un “puerta a puerta” donde le comunicamos a los vecinos de la población que nos estábamos instalando y le entregamos un volante que resumía nuestra historia y actividades.

Varios vecinos y vecinas están participando del proceso de nivelación de estudios y talleres, pero la gente que vive acá no está muy acostumbrada a la organización popular; para el día de la inauguración nos preguntaban que cuánto valía la entrada y hasta el día de hoy les cuesta entender que los talleres son gratuitos. Uno a nivel macro les explica un poco el rollo más político-social y la verdad es que entienden y se empiezan a entusiasmar. Incluso, hay gente que ha enganchado con el rollo y se ha ofrecido para hacer talleres, como por ejemplo “bordado en cinta”.

¿Qué talleres o actividades funcionan con regularidad en la escuela? ¿Qué otras ideas tienen planeadas implementar en el corto plazo?

Durante la semana, de lunes a viernes hacemos alfabetización para la gente que no sabe leer ni escribir y nivelación de estudios, para ciclos de educación básica y media, y estamos trabajando en la organización de un Preuniversitario Popular, el cual debiera comenzar la primera semana de junio. El fin de semana estamos realizando talleres: computación, manualidades y reciclaje, artesanía, cocina para niños, guitarra para niños y adultos, bordado en cinta y yoga, por ahora. Además, estamos levantando nuestro Policlínico Popular, que funcionaba antiguamente en el otro espacio que ocupábamos. El policlínico aparte de realizar atención primaria en salud, busca brindar conocimientos en salud preventiva y en capacitar a monitores y monitoras de salud comunitaria, para atender enfermos postrados y realizar operativos médicos una vez al mes o cada dos meses.

Por otra parte, actualmente, estamos trabajando en la profundización del Proyecto Político de nuestra organización, que es un trabajo bien intenso, porque existe una diversidad bastante rica de ideas.  Como no somos un grupo cerrado ni sectario esto ha sido un trabajo muy gratificante, ya que es una construcción colectiva que involucra una amplia gama de puntos de vista diferentes. También hemos pensado más adelante hacer foros y articularnos con otras organizaciones de Renca en un Cordón, para empezar a crear algo más grande entre todos. Para el futuro tenemos la idea de construir una sala de ensayo para que las bandas locales tengan un espacio donde ensayar. Otro de nuestros sueños es contar con una radio comunitaria donde difundir nuestro trabajo y donde otras organizaciones, Juntas de Vecinos y pobladores, en general, puedan dar a conocer su trabajo, sus experiencias y dar mayor visibilidad a las problemáticas en la comuna.

¿Cómo se organizan? ¿Bajo qué principios?

Somos una organización que funciona mediante la autogestión, lo que implica generar peñas, bingos, rifas, etc., para autosustentarnos. A nosotros no nos financia nadie, todo lo que tenemos ha sido conseguido por donaciones, por gestiones internas y por las cuotas que nosotros, como miembros de la organización, entregamos periódicamente, mes a mes.

En la práctica cotidiana, aparte de la autogestión, defendemos los principios de la conciencia y solidaridad de clase, lo que se refleja en el apoyo mutuo entre nosotros, los pobladores; esos son los pilares o principios transversales de nuestra organización. Además, nos sustentamos en una participación amplia y flexible, lo que implica que todo se decide en asamblea, las cuales son abiertas y en donde cualquiera puede dar su opinión.  Nosotros apostamos a construir con los demás y no sólo para los demás.

Para terminar, nos gustaría reafirmar una idea que nos refleja mucho y que tenemos escrita en un lienzo; “creemos que una población organizada, consciente e informada es capaz de crear hasta lo imposible”. Además les queremos mandar un saludo a todos los compañeros y compañeras anónimos que han apoyado a “La Nueva Escuela,” y gritar bien fuerte: "¡Viva la organización comunitaria!, ¡Viva la solidaridad de clase! y  ¡Arriba las y los que luchan!"

Entrevista realizada por Espartaco Gatti para el periódico libertario "Solidaridad", julio de 2013

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