Desde las 10:30 de la mañana, en la Plaza Italia, se comenzó a agrupar una enorme multitud de estudiantes secundarios y de educación superior de planteles estatales y privados (de Universidades, Institutos y Centros de Formación Técnica), agrupaciones de padres y apoderados, trabajadores, organizaciones sociales y el pueblo en general, para manifestar su enérgico repudio al sistema educativo chileno, en medio de una nueva jornada de paro nacional. La compacta columna que ocupaba las dos calzadas de la Alameda, se extendía desde el La Casa de Gobierno, hasta el punto de inicio de la movilización, agrupando a más de 200.000 personas. Los grandes medios, como siempre, mintieron descaradamente hasta bien entrada la tarde, reduciendo la cifra de asistentes a 80.000.
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Alrededor del mediodía en las inmediaciones de calle San Martín con la Alameda se comenzaron a producir enfrentamientos entre grandes grupos de manifestantes y las fuerzas especiales de Carabineros. La prensa, con el descaro de siempre, se refería a esto como a “hechos aislados y minoritarios” provocados por “violentistas”. Se levantaron barricadas en varios puntos de la Alameda, desde dicho lugar de conflicto, hasta el frontis de la Usach, las que se prolongaron hasta aproximadamente las 18:00 horas. Además, se registraron saqueos y ataques a grandes locales comerciales y bancos (BCI, Banco Santander, Banco de Chile, Farmacia Cruz Verde, Claro, Supermercado Santa Isabel, etc.). La intendencia de Santiago, declaró que no autorizaría ninguna nueva movilización por la principal avenida capitalina, debido a los fuertes disturbios que se ocasionaron hoy.
La jornada se extendió por todo el país, registrándose enormes marchas en todas las grandes ciudades (Concepción, Valparaíso, Valdivia, Temuco, La Serena, etc.), las que convocaron a cerca de medio millón de personas. Al final del día de protesta resultaron detenidas solo 121 personas a nivel nacional, 38 de ellas en Santiago.
Las tomas de los planteles estudiantiles, las movilizaciones y protestas continúan, a pesar del esfuerzo desesperado del gobierno de deslegitimar y desmovilizar el movimiento, tomando medidas como por ejemplo, “decretar” vacaciones de invierno y la no cancelación de los salarios de los profesores de los establecimientos educacionales movilizados. Sin embargo, en desmedro de los intereses del bloque dominante, la lucha cada día suma más apoyo social y más actores que se van involucrando activamente en el conflicto.
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