viernes, 10 de agosto de 2012

En la calle y sin permiso el estudiantado chileno no da tregua al gobierno


Nuevo paro nacional estudiantil es criminalizado por el gobierno y los medios masivos de comunicación

Esta nueva convocatoria a paro nacional, en lo que respecta a la capital, no estuvo exenta de duras polémicas, derivadas de la negativa de la Intendencia Metropolitana a conceder permiso para marchar por la Alameda en dirección a la Plaza los Héroes, ruta que pasaría por el frontis de La Moneda. En la previa a la realización del paro, los voceros de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES) insistieron que su solicitud fue presentada con bastante antelación –el 26 de julio-, y que ante el “no rotundo” recibido, el único responsable de los incidentes que eventualmente se producirían sería el gobierno regional. De todas maneras, y a pesar de las amenazas de las autoridades, la CONFECH, la ACES y la CONES reafirmaron el llamado a manifestarse siguiendo el recorrido propuesto por ellos, rechazando de plano la “oferta” de la intendenta Cecilia Pérez de movilizarse desde Plaza Italia hasta avenida Grecia o “concentrarse” en el Parque O'Higgins.


Miles de estudiantes y de adherentes a las demandas del movimiento, lograron concentrarse en la Plaza Italia y en el Parque Bustamante para marchar “sin permiso” por la principal arteria capitalina el pasado miércoles 8 de agosto. Apenas la muchedumbre intentó tomarse la Alameda para avanzar hacia el poniente, el enorme dispositivo policial montado en el perímetro comenzó a operar. La orden era dispersar a toda costa la “manifestación ilegal”; una mezcla de palos, lacrimógenas, agua con químicos e incluso balines de goma disparados al rostro de los manifestantes, fue el arsenal utilizado por los uniformados. Luego de este primer choque, muchos retrocedieron y se replegaron hacia el sur por el Parque Bustamante, produciéndose enfrentamiento con las fuerzas policiales y la conformación de algunas barricadas, situación que se replicó hasta cerca de las 14:00 horas en varios puntos del centro santiaguino. Al concluir la jornada se contaban en cerca de un centenar los manifestantes detenidos, acusados de “desordenes graves”, “daños a la propiedad pública y privada” y “maltrato de obra a carabineros”.

El hecho más resaltado por los medios masivos de comunicación, fue la quema de 3 buses del Transantiago en las inmediaciones del Parque Bustamante, perpetrado por manifestantes encapuchados. Todas las autoridades, de inmediato utilizaron esta acción para criminalizar a la totalidad del movimiento social que lucha por la educación, descalificando de paso las más que legítimas demandas esgrimidas por el estudiantado hace más de un año. Frente a este caso, los abogados de la Intendencia Metropolitana interpusieron querellas correspondientes por el delito de incendio contra quienes “resulten responsables”, los que arriesgan una pena máxima de hasta 10 años y un día de prisión. Un estudiante secundario, hasta el momento ha sido el único detenido por presuntamente haber participado en el hecho ¿Las pruebas? Según carabineros, el menor traía consigo documentación procedente de uno de los buses siniestrados y además llevaba consigo una polera de color celeste, con la que se habría cubierto el rostro. El joven, luego de ser formalizado por el delito de “incendio” en el Octavo Juzgado de Garantía de Santiago, quedó con arresto domiciliario total, a la espera del vencimiento del plazo de investigación.

En el resto del país, también se llevaron a cabo marchas y diversas manifestaciones de protesta. En Puerto Montt, Viña del Mar, Valparaíso, La Serena, Temuco e innumerables ciudades, pueblos y localidades a lo largo y ancho de Chile, las y los estudiantes junto al movimiento popular salieron a la calle para exigir cambios de fondo en materia educacional.

Con el inicio del segundo semestre han vuelto “las tomas”

A mediados de la semana anterior, se realizaron las primeras ocupaciones de liceos, impulsadas por sus estudiantes, debido principalmente a la vista gorda que ha hecho el gobierno y la clase política en su conjunto de las principales reivindicaciones enarboladas el año pasado por el conjunto del movimiento estudiantil (fin al lucro, gratuidad a todos los niveles, etc.) y la entrada a discusión de la represiva “Ley Hinzpeter”, que entre otras cosas, busca castigar con cárcel a quienes realicen paros o tomas de establecimientos privados, fiscales o municipales. En esta situación se encuentra el Liceo Barros Borgoño, el Miguel de Cervantes, el Darío Salas, el Confederación Suiza y otros más que se han  ido plegando durante las últimas horas.

La nueva oleada de tomas que se está impulsando en la capital, ha sido duramente criticada por el gobierno. El actual Ministro de Educación, Harald Beyer, afirmó que las tomas lo único que hacen es “perjudicar a la educación pública”. En tanto, los alcaldes de las comunas en que están proliferando las ocupaciones, han dado plazo hasta la próxima semana para desalojar los establecimientos.  

A pesar de todo, la lucha continúa

La lucha sigue plenamente vigente, ya que no se han logrado alcanzar ni siquiera los objetivos parciales del movimiento, ni tampoco los puntos “mínimos intransables”.

Este año ha estado marcado por la falta de una línea política clara de los diversos sectores que dan vida al movimiento. El reformismo (en sus distintas expresiones) ha puesto todas sus fuerzas en las próximas municipales, dejando en un segundo plano la “cuestión estudiantil”. Por su parte, la izquierda de intención revolucionaria, ha sido incapaz de responder a la “coyuntura 2012”, que ha evolucionado de una manera inesperada.

Desde arriba, el gobierno se ha dedicado a aplicar sus propias medidas en materia educacional, a pesar de la movilización estudiantil, sin ceder en nada estructural, maquillando su ofensiva anti popular con una fraseología populista. Todo esto, con la siempre oportuna ayuda de sectores “concertacionistas” que han dado el visto bueno a sus proyectos de ley en el Parlamento. Es importante señalar que esta estrategia “legislativa”, ha sido acompañada por provocaciones y montajes, que buscan reprimir y criminalizar al movimiento estudiantil. Ante esta ofensiva gubernamental no ha habido respuesta y se ha caído en la provocación en repetidas ocasiones. Muchos creen que ante la baja en la movilización, la única salida que queda es aumentar el “efectismo” (lucha callejera, etc.), sin pasar a implementar ningún tipo de acción que aumente la radicalidad del movimiento más allá de lo  superficial.

El inicial estancamiento del movimiento estudiantil, paulatinamente está deviniendo en un reflujo a nivel nacional, etapa a la cual todavía no entra totalmente. En los lugares en donde el reflujo aún no es tan pronunciado, se está llevando a cabo un giro hacia lo local, que está en vías de estructurarse de manera más política, lo que sin embargo, responde mayoritariamente una reacción al callejón sin salida en el que se encuentra el aspecto nacional de la movilización. Por esto es que debemos hacer hincapié en no caer en la desesperación, a nivel de definiciones reivindicativas se han hecho avances, así como en el nivel de la conciencia de amplias capas de la población chilena. No todo se pierde al no ganar este año, efectivamente hay puertas abiertas en lo local, así como en perfeccionar las herramientas organizativas con las que contamos (CONFECH, ACES, etc.). No podemos caer en el pánico inmediatista, debemos prepararnos pacientemente para continuar avanzado, si no en este año, durante el próximo, haciendo una fuerte campaña en torno a lo que debe promover la lucha (aprendiendo de éste y el año pasado), así como en torno a los que nuevamente nos han vendido en el Congreso.

Frente a la salida “fácil y corta” del reformismo, que plantea que la solución real del problema en la educación se resuelve en las elecciones municipales, en las presidenciales, o en el Parlamento, hay que promover la premisa de que la gran crisis en que se encuentra el sistema educativo solo es posible resolverla a través del desarrollo del mismo movimiento estudiantil y en su unidad con otras franjas del pueblo chileno. Asimismo, debemos dejar establecido que la “marcha”, así como la “toma”, bien empleadas, son las armas principales con las que cuenta el movimiento, ya que son estas herramientas de lucha las que generan la presión con la que se consiguen las cosas. Por esta razón, el clamor de sectores del reformismo por centrarse exclusivamente en el desarrollo de actividades de corte “ciudadanista”, es contraproducente, ya que aunque éstas ayudan a “atraer más gente a la causa”, no generan presión por sí mismas, por lo que es absolutamente necesario que este tipo de actos se realicen en función de masificar el apoyo a las movilizaciones de masas que sí presionan y hacen temblar a la clase dominante.

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