domingo, 30 de junio de 2013

Los libertarios y la fuerza que viene desde abajo

En la anterior editorial del periódico libertario “Solidaridad”[1] se vaticinaba un “otoño caliente”, marcado por una creciente conflictividad social, y así ha sido efectivamente, teniendo su culminación en la jornada de movilización nacional del 26 de junio, con un seguimiento multitudinario entre el estudiantado y en los sectores estratégicos de la economía, con los obreros de la Unión Portuaria de Chile y de la Confederación de Trabajadores del Cobre a la cabeza.

Esta movilización, que ha agitado a favor de la nacionalización de nuestros recursos naturales, de un nuevo sistema previsional y de un sistema educativo público, gratuito y al servicio del pueblo, ha demostrado dos cuestiones: en primer lugar, que ya existe en Chile un importante acumulado social que se identifica con el programa de la izquierda y, en segundo, que si dicha izquierda se agrupa en un polo único de lucha y, priorizando el objetivo común y los intereses del pueblo deja a un lado los personalismos y la pelea chica entre camarillas, puede convertirse y de hecho se convierte en una fuerza formidable y actor clave del escenario político nacional, sin necesidad de pactos contranatura y destinados a acabar en vía muerta con fuerzas conservadoras y con intereses opuestos a los del pueblo.



Una vez más, el pistoletazo de salida y la masividad en las calles lo ha puesto un movimiento estudiantil, tanto secundario como universitario, que durante el reflujo del 2012 supo acumular fuerzas en lo local y fortalecerse internamente para este año retomar con ímpetu renovado la batalla del 2011, habiendo aprendido sus lecciones y buscando la unidad en la lucha con el resto de expresiones del mundo popular, apuntando a la configuración de un movimiento multisectorial capaz de forzar una ruptura con la actual institucionalidad y abrir así camino a las transformaciones de fondo que Chile necesita.

En esa búsqueda ha encontrado a dos poderosos aliados. Por un lado, una Unión Portuaria que ha dado sobradas muestras de capacidad y madurez en el último año y que sigue engrosando sus filas y avanzando en claridad, como se demostró en el III Encuentro Nacional Portuario celebrado en Valparaíso hace dos semanas. También a una Confederación de Trabajadores del Cobre que además de sus tradicionales demandas ligadas a la situación del subcontratista minero levanta como bandera la nacionalización de los recursos naturales para financiar el desarrollo social del país.

Y a una multiplicidad de iniciativas territoriales y sindicales construidas a pulso por la militancia de izquierda que, a pesar de las trabas impuestas por la legislación y el entramado institucional actual y las dificultades propias de la fragmentación y la hegemonía general de los valores capitalistas, constituyen valiosos embriones de poder popular. Los trabajadores del retail, de la construcción, del sistema financiero y de tantos otros sectores económicos, así como los habitantes de cientos de poblaciones y localidades a lo largo de todo el país, ya cuentan con herramientas organizativas a su alcance que en un futuro no muy lejano adquirirán mayor desarrollo y les permitirán participar activa y masivamente en la vida política desde sus espacios.

Este movimiento popular que viene empujando con fuerza desde abajo, desde las necesidades más sentidas por nuestro pueblo, está sentando las bases de una genuina alternativa política al Chile neoliberal, entreguista, excluyente y para unos pocos que nos legaron la dictadura y la Concertación. Este pueblo digno y soberano está echando los cimientos de un Chile diferente, ha dicho basta, ha echado a andar y no habrá quien lo detenga. Volverá a expresarse con contundencia el próximo 11 de julio, Día de la Dignidad Nacional por la recuperación del cobre.

Los libertarios podemos afirmar con legítimo orgullo que somos una parte no menor y muy activa de este pueblo que estudia, trabaja, se organiza, construye Poder Popular y se moviliza por su liberación. Pero no podemos perder la humildad. Tenemos una responsabilidad con nuestro pueblo y debemos esforzarnos día a día para estar a la altura, sin mezquindades, sin sectarismos. Sigamos trabajando para que esta incipiente convergencia de las fuerzas populares, este incipiente polo por cambios estructurales en el país, este empeño necesariamente colectivo por la consecución de una vida digna para todos, trascienda esta coyuntura, crezca y se fortalezca cuantitativa y cualitativamente, de tal manera que sea capaz de saltar todos los obstáculos que se le interpongan en su camino.

Manu García

[1] http://periodico-solidaridad.blogspot.com.es/2013/05/se....html

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