lunes, 8 de julio de 2013

Es tiempo de poner nuestras demandas sobre la mesa [Editorial Solidaridad n°17]

En este año marcado por las elecciones, nos encontramos ante un momento importante. Se avecinan dos movilizaciones con características multisectoriales que, de una u otra forma, están ligadas a la coyuntura electoral, por lo que debemos analizarlas con atención. Si bien a primera vista las dos parecieran no tener diferencias sustanciales, poseen un sello distinto en el cual es importante hacer hincapié.

La movilización convocada para el 26 de Junio por la CONFECH, la Unión Portuaria de Chile y el SITECO (Sindicato Interempresa de la Gran Minería y Ramas Anexas), busca a través del paro efectivo de estos sectores -de suma importancia en la economía del país– y del llamado a una jornada de protesta nacional, marcar un hito político que de cuenta del actual proceso de regeneración del
campo popular. Las demandas se encontraron enfocadas en tres puntos transversales que afectan al conjunto de la clase trabajadora: educación gratuita, renacionalización de los recursos naturales y fin a las AFP. Lo importante de esta apuesta radica en que como pueblo hemos logrado avanzar en nuestro fortalecimiento programático, orgánico y político, de manera que empezamos a marcar pauta en la situación política nacional. A partir de esta movilización debemos superar el “gesto”, para lograr de a poco poner sobre la mesa las demandas que cosideramos esenciales y las cuales, reafirmamos, sólo son plausibles si las sostenemos con la lucha en las calles y en los puestos de trabajo.


Por otro lado, bastante cerca de esta jornada de lucha, se encuentra la convocatoria de movilización efectuada por la CUT para el 11 de Julio, la cual pretende agitar 3 reivindicaciones centrales; nueva institucionalidad laboral, fin a las AFP y una Reforma Tributaria que financie los derechos sociales del pueblo y la clase trabajadora. Sin embargo, este paro no incluye explícitamente el tema de la renacionalización de nuestros recursos, a nuestros ojos un eje fundamental para poder avanzar en la construcción de un mejor mañana para nuestro pueblo trabajador. A su vez, es importante entender las limitaciones que tendrá esta movilización: bajo nivel de convocatoria en términos de paro efectivo, así como que el objetivo de la misma; buscar tener como interlocutor la candidatura de Bachelet.


Frente a estas dos convocatorias nuestro llamado es hacernos parte de ambas. La tarea de todos y todas, es levantar estas fechas como hitos políticos de fuerza, tanto en nuestra capacidad de dañar económicamente al modelo, como de establecer dos jornadas de protesta nacional donde el protagonista sea el pueblo en las calles, reafirmando en los hechos que el medio que parirá los cambios en nuestro país es la acción de masas con independencia de clase. Estas jornadas deben ser el inicio de un ascenso de la lucha política de masas, que va más allá de las elecciones de Noviembre. Es partiendo de esta base como debemos afrontar la coyuntura electoral, con unidad desde la lucha y refirmando que es el pueblo el que hace los cambios y no las candidaturas del bloque en el poder.
También, queremos reafirmar que se hace sumamente necesario identificar la importancia de la demanda de la renacionalización de nuestros recursos naturales, entendiéndose como un primer paso hacia un control y soberanía real del producto de nuestro trabajo. El modelo de acumulación capitalista actual se sustenta en la exportación de nuestras materias primas, por lo mismo, es esencial
para romper el modelo, recuperar estos recursos para Chile bajo control del pueblo trabajador y usufructo nacional.No puede ser una demanda que se quede debajo de la mesa, es menester elevarla como punta de lanza de este proceso de avance.

Estamos viviendo un proceso de reconstrucción del movimiento popular, el que va tomando forma, fortaleciendo sus posiciones, naturalizando la acción directa de masas como método propio para ir ganando fuerza y conformándose, poco a poco, en un actor cada vez más importante en el contexto nacional. En esta situación la izquierda de intención revolucionaria continúa arrastrando la mochila de la marginalidad política, el sectarismo y la “pelea chica”. Si bien hace intentos de reconstruirse y
esbozar una alternativa de poder al modelo, es de suma importancia que como revolucionarios demos pasos firmes en su recomposición. Hoy más que nunca es hora de superar la reafirmación identitaria. Es tarea de todos construir unidad programática en base a la irreformabilidad del modelo y a la
necesidad de abrir una brecha en el blindaje de la democracia neoliberal por la cual el movimiento
popular pueda elevar sus capacidades para ir construyendo una real alternativa socialista y libertaria
para Chile y América Latina.

¡Por el Socialismo y la Libertad!
¡Arriba las y los que Luchan!
¡Venceremos!

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