La problemática indígena en Chile es algo especialmente relevante para los libertarios. Los conflictos provocados por el capitalismo neoliberal han evidenciado un altísimo nivel de discriminación, exclusión y represión brutal a los pueblos indígenas de norte a sur del país. La tierra ancestral del pueblo mapuche ha sido arrebatada tanto por el Estado chileno, como por el imperialismo. Este último es el principal culpable, en conjunto con las empresas multinacionales, de crear un clima de injusticia y de represión hacia los pueblos indígenas, en especial del pueblo Mapuche. En este complejo contexto de lucha de los pueblos indígenas, en vísperas del 12 de octubre como fecha hito de la invasión española, es que como grupo editor del Periódico Solidaridad queremos dar énfasis a esta temática.
Desde que los
invasores españoles llegaron buscando montañas de oro, arrasando con todo a su
paso, pueblos indígenas han resistido y se ha levantado contra la opresión. Nuestra
sociedad, embrutecida por las leyes y normas capitalistas, comprende cada vez
menos la cosmovisión indígena, por ende las demandas mapuche. La propiedad
privada, pilar fundamental de la actual sociedad e institucionalidad, prohíbe, castiga, y dificulta encontrar una solución para
las demandas de estos pueblos. Y es que para el indígena la tierra es todo. Es
la vida misma. Ellos la han heredado ancestralmente. La tierra no se vende, ni
es de nadie en particular. Por esto cuando el arrebato de sus tierras, dejada
en manos de empresarios, genera un conflicto tal, que no solo se trata usurpación
de tierras, sino del aplastamiento de toda una cultura, de toda una cosmovisión
que se sustenta en la vida en comunidad y la en la propiedad colectiva. El
mapuche no es nada sin su tierra.
El Estado, como
principal reproductor del modelo capitalista, vela fielmente por los intereses
empresariales, sometiéndose a las presiones del capital nacional y extranjero,
ha mantenido por décadas una política de persecución, represión, tortura y
exterminio en contra de las comunidades mapuche, y paulatinamente ha ido
perfeccionando los instrumentos legales para criminalizar su protesta, castigándola
con la ley antiterrorista que lapida a los comuneros con condenas que superan
los años de vida de cualquier mortal.
Sabemos que tanto los
medios de comunicación, como todos los gobiernos que hemos visto pasar desde la
dictadura, son los responsables de criminalizar la justa lucha del pueblo
mapuche, clasificando sus vinculaciones y redes de apoyo como asociación
ilícita terrorista. La desinformación y nuestra ignorancia solo alimentan esta
labor de exterminio. No sólo debemos acompañar al pueblo mapuche en su lucha,
sino que además debemos compartir su lucha y su destino. Respondiendo al
lineamiento libertario; la lucha contra la propiedad privada; la socialización
de los medios de producción; el respeto por el medio ambiente, que representan
algunos de los pilares fundamentales de nuestra ideario, también los comparte el
pueblo mapuche, homologando las ideas de propiedad colectiva y respeto por
nuestra tierra. El ejercicio práctico de estos lineamientos, es lo que ha
transformado a los mapuche en terroristas, ya que han sido ellos los que han
iniciado una lucha por la propiedad ancestral sus tierras, donde su cosmovisión
forma una resistencia viva al Estado y al capital.
La lucha del pueblo mapuche, es la lucha por la defensa
de la vida
El asesinato a
sangre fría de mapuche como Matías Catrileo o Rodrigo Melinao -solo por nombrar
un par-, la justificación política de actos criminalmente represivos, la indiferencia civil, la miseria en la que
viven las comunidades mapuche, los constantes allanamientos, la brutal represión
y la violación a los derechos fundamentales de la humanidad. No sólo justifica su
accionar; cortes de rutas, barricadas; e incendios a predios. Sino que exige
una articulación mayor del movimiento para la superación política de su
conflicto.
La lucha de los pueblos indígenas, y en especial
la lucha mapuche en Chile, tienen un
gran enemigo común junto a los demás sectores del movimiento popular.
Ese enemigo es el capital y el Estado, este último, protector de los intereses
de los grandes capitales extranjeros y el imperialismo. Es desafío de los
distintos sectores que luchan en contra de las actuales condiciones económicas
y políticas, el desarrollo del poder popular expresado en un gran polo de
izquierda, capaz de luchar desde todos los frentes, tanto para superar los
frenos institucionales que nos permitan avanzar en lo inmediato, como para allanar el camino para la construcción de una
nueva sociedad.
Arriba las y los que
luchan.
Marichiweu
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